La reciente sentencia de Genaro García Luna a 38 años de prisión ha vuelto a abrir el debate sobre las complicidades políticas que existieron durante el gobierno de Felipe Calderón. El sexenio del mandatario fue tan brutal que la forma en que se contabilizan las muertes oficiales fueron desmentidas por medios nacionales e internacionales. La cifra oscilaba mas allá de lo reconocido entre 3 a 5 veces mas que la comúnmente circulada cifra de 100,000 muertos por violencia vinculada con el narcotrafico.
Las redes sociales han sido un campo fertil para compartir opiniones y evidencias que sugieren que Calderón tenía pleno conocimiento de las actividades delictivas de García Luna.

Uno de los tweets más contundentes proviene de un usuario que afirma: “Oye @FelipeCalderon, tú sí sabías de las actividades de García Luna con el Narco.” Esta afirmación se apoya en múltiples testimonios, incluyendo a figuras como el periodista J. Jesús Lemus, quien sostiene que “Felipe Calderón sí tenía conocimiento de los nexos de Genaro García Luna”.

El periodista Jesus Lemus, autor de ‘Malditos’ un libro que recopilo testimonios de primera mano que recaudo en la carcel de narcotraficantes y otros reos, no solo informa sobre los vínculos entre García Luna y el narcotráfico, sino que también relata las consecuencias que enfrentaron aquellos que intentaron exponer la verdad. Nos dice que el comandante Javier Herrera Valles fue destituido tras enviar una carta a Calderón advirtiendo sobre García Luna y sus prácticas. Este tipo de represalias, según Lemus, representan un patrón sistemático que llevó a su encarcelamiento por revelar la corrupción.

El análisis de Lemus es crucial. En su libro “El Licenciado”, describe cómo García Luna creó una “red político-criminal” que facilitó el auge del narcotráfico en México. A través de su investigación, él argumenta que la condena de García Luna no solo lo afecta a él, sino también a Calderón, sugiriendo que “la sentencia a García Luna es también una condena a Felipe Calderón.”

Además, Lemus ha denunciado que su vida fue devastada por las mentiras que se tejieron en torno a su figura, quedando encarcelado por tres años debido a un expediente fabricado por García Luna y Calderón. Este testimonio, reflejado en su respuesta a los eventos actuales, enfatiza que la política de seguridad de aquel entonces no solo dejó un legado de violencia, sino también una serie de injusticias que perduran.

La discusión se extiende más allá de la sentencia misma. Personas como Jesús Lemus han instado a que se llame a declarar a quienes fueron cómplices de estas actividades. En un contexto más amplio, se sugiere la necesidad de un escrutinio más profundo sobre la actual administración y sus conexiones con exponentes del narco, aseverando que “es uno de los narcotraficantes más importantes de México”.

En resumen, las redes sociales y el periodismo de investigación están sacando a la luz los oscuros lazos entre la política y el narcotráfico en México, mientras que la condena de García Luna es vista como un primer paso hacia la justicia. Sin embargo, la pregunta que persiste es: ¿quién más deberá rendir cuentas por sus acciones y complicidades? La respuesta a esta pregunta podría definir el rumbo de la justicia en el país.