Ahora que la huelga en la fábrica de Boeing entra en su quinta semana, la compañía se enfrenta a una creciente presión, críticas y una importante recesión económica. La decisión del fabricante aeroespacial de recortar más de 17.000 puestos de trabajo, lo que representa un 10% de su fuerza laboral y el retraso de la producción y la entrega de su modelo 777X ha provocado controversia y acusaciones de mala gestión.
Muchos críticos sostienen que la decisión de Boeing de recortar una parte importante de su plantilla es resultado de sus recientes fracasos, un alejamiento de su modelo de negocio basado en la ingeniería y su enfoque en la diversidad en lugar de las habilidades y la eficiencia. Las dificultades de la empresa también han suscitado preocupaciones sobre su viabilidad a largo plazo y su competitividad en la altamente competitiva industria aeroespacial.
La huelga, que ya ha superado el mes, ha provocado importantes interrupciones en la producción y ha dado lugar a pérdidas de $1.000 millones mensuales para la empresa. La huelga se inició después de que los trabajadores sindicalizados rechazaran un contrato provisional y abandonaran el trabajo. A pesar de las negociaciones mediadas, la empresa y el sindicato no han logrado llegar a una resolución, lo que deja en la incertidumbre el destino de la huelga.
Mientras tanto, el nuevo CEO de Boeing, Kelly Ortberg, enfrenta una gran presión para controlar las pérdidas económicas y estabilizar la producción. Como parte de su estrategia para reducir costos, Ortberg ha anunciado no solo recortes de personal, sino también demoras en la entrega del modelo 777X. La viabilidad futura de Boeing continúa en entredicho, y solo el tiempo dirá cómo la compañía sorteará esta crisis para recuperar su posición de liderazgo en la industria aeroespacial.
Con información de Reuters