Camila Aurora y la respuesta satírica que desafía los estereotipos de Emilia Pérez

La película Emilia Pérez, dirigida por el francés Jacques Audiard, ha sido un fenómeno controversial en México. Aunque recibió 13 nominaciones al Oscar, la producción ha sido fuertemente criticada por su visión eurocéntrica de México y sus problemáticas, además de la manera en que aborda la experiencia de las personas trans. La película, que narra la historia de un narcotraficante mexicano que transita hacia convertirse en mujer, ha sido acusada de representar de forma superficial y despectiva a la cultura mexicana y a la comunidad trans.

Esta crítica llevó a una respuesta contundente por parte de Camila Aurora, cineasta trans y activista, quien, junto con la codirectora Gladys L. Grantt, creó un cortometraje titulado Johanne Sacreblu. Esta producción hace sátira de la película de Audiard y expone, de manera satírica, los estereotipos que se generan cuando se representa un país sin comprenderlo realmente.

El cortometraje, que parodia a los personajes de Emilia Pérez con actores mexicanos que exageran acentos franceses, fue lanzado en enero de 2024 y rápidamente se convirtió en un éxito viral. En pocos días, alcanzó más de tres millones de reproducciones en YouTube y logró una versión limitada en salas de cine. Este éxito permitió que se le abrieran nuevas puertas a Camila Aurora, quien no solo ha trabajado como cineasta, sino también como activista, buscando transformar la narrativa sobre las personas trans en los medios.

Más allá de la sátira: El futuro de Camila Aurora

Camila Aurora no se limita a la crítica, sino que trabaja activamente por un cambio en la representación de las personas trans. Su enfoque está en crear una narrativa más rica y diversa sobre las identidades trans, alejándose de los clichés centrados únicamente en el proceso de transición. Durante un conversatorio organizado por la plataforma “MorraZ 51” en el marco del 8M, Camila compartió sus inquietudes sobre la superficialización de las personas trans en los medios.

“La representación de las personas trans en el cine y la televisión sigue siendo muy limitada, siempre se reduce a la transición como proceso físico. La realidad es que las personas trans tienen vidas plenas, con metas y proyectos que no están definidos por su transición. Queremos mostrar que no todo en nuestras vidas gira alrededor de esa transformación, sino que tenemos aspiraciones como cualquier otra persona: crear negocios, formar familias, estudiar, trabajar”, comentó Camila en el evento.

En ese sentido, su trabajo busca cambiar la percepción predominante sobre las personas trans, que a menudo se ven sólo como sujetos de una historia de transformación, cuando en realidad son mucho más complejos. “No necesitamos que nuestras historias se centren exclusivamente en nuestra transición. Ya basta de usar las vidas trans como una excusa para un drama”, agregó Camila, reafirmando su postura de que los medios deben reflejar la diversidad de experiencias dentro de la comunidad trans.

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La parodia como herramienta de resistencia

Luego del lanzamiento de esta pieza, cabe mencionar que muchos en la sociedad consideran que el fenómeno que crearon Camila Aurora y Gladys L. Grantt con Johanne Sacreblu no solo es un acto de rebeldía, sino una manera inteligente de usar el humor como forma de resistencia. Pues al parodiar los estereotipos y la visión reduccionista de Emilia Pérez, las cineastas ofrecen una reflexión sobre la manera en que las narrativas eurocéntricas son impuestas sobre culturas complejas.

“Lo que hicimos con Johanne Sacreblu fue poner el espejo frente a la película de Audiard, para que todos vieran lo absurdo que es tratar de representar una cultura que no entiendes, o una experiencia que no vives”, explicó Grantt. “Lo que nos molestó de Emilia Pérez fue esa mirada superficial, esa visión de México y de la comunidad trans que nunca se detiene a entender lo que realmente significa ser parte de esto.”

Por su parte, Camila, quien también es activista de los derechos trans, resalta que la sátira no tiene un carácter vengativo, sino educativo: “Queremos que la gente entienda que el problema no es solo una película, es la forma en que muchas veces el cine, la televisión y los medios de comunicación en general nos representan. Y eso no se trata de un ataque, sino de un llamado a la reflexión sobre lo que realmente necesitamos para que nuestras vidas sean representadas con respeto y autenticidad”.

El futuro de Johanne Sacreblu y sus proyectos de activismo

La respuesta a Johanne Sacreblu ha sido tan positiva que el cortometraje ya tiene planes para convertirse en un largometraje. Camila Aurora y Gladys L. Grantt lograron asegurar financiamiento para el proyecto, que, además de continuar con la sátira, buscará profundizar en las problemáticas sociales que afectan a la comunidad trans en México. Un porcentaje de los ingresos obtenidos por el cortometraje y su posible adaptación a largometraje será destinado a organizaciones como la Brigada Nacional de Búsqueda María Herrera, un colectivo dedicado a la localización de personas desaparecidas en México, tema que se cruza con la crítica social presentada en el filme.

“Lo que hemos logrado hasta ahora con Johanne Sacreblu no es solo un éxito en términos de audiencia, sino una forma de canalizar recursos para las causas que realmente importan, como la búsqueda de los desaparecidos en nuestro país. Nos sentimos responsables de darle a la comunidad algo más que entretenimiento; queremos que cada proyecto tenga un propósito”, compartió Grantt sobre el futuro del proyecto.

Un mensaje claro para la industria cinematográfica

Ahora, Camila Aurora también se ha convertido en una de las voces más destacadas en el activismo trans en México. Su trabajo en Johanne Sacreblu y sus declaraciones públicas siguen ganando relevancia, mientras sigue luchando por la inclusión de las personas trans en el cine y los medios. En su opinión, la industria necesita abrir los ojos ante las realidades que viven las comunidades no hegemónicas.

“El problema con directores como Jacques Audiard es que, aunque se presentan como defensores de la diversidad, sus representaciones son demasiado distantes de la realidad de las comunidades que intentan retratar. Para hacer un buen trabajo, tienes que estar dispuesto a escuchar a las personas que viven esas realidades, no solo a teorizar sobre ellas”, concluyó Camila.