El jueves 20 de junio, la tormenta tropical Alberto hizo sentir su presencia al tocar tierra en México, desatando un torrente de lluvias torrenciales y fuertes vientos. Alberto, la primera tormenta con nombre de la temporada de huracanes de este año, dejó un rastro de destrucción a su paso, cobrándose cuatro vidas, dos de ellas niños y causando daños generalizados.
Alberto azotó los estados de Tamaulipas y Nuevo León con vientos sostenidos que alcanzaron los 80 km/h. La furia de la tormenta se manifestó en intensas precipitaciones y potentes ráfagas, acompañadas de una fuerte actividad eléctrica. Estas condiciones han incrementado significativamente el riesgo de deslaves, desbordamientos de ríos e inundaciones. A su paso, las viviendas han sufrido daños, las carreteras han quedado intransitables debido a los desprendimientos y numerosas comunidades se han quedado sin electricidad.
El Servicio Meteorológico Nacional ha emitido una alerta para el viernes 21 de junio, pronosticando lluvias torrenciales continuas en regiones ya azotadas por la tormenta.
A medida que Alberto se adentraba tierra adentro, su fuerza destructiva seguía sintiéndose en varios estados, como Nuevo León, Coahuila, Puebla, San Luis Potosí y Veracruz. La Comisión Nacional del Agua (Conagua) ha emitido severas advertencias sobre la probabilidad de que las fuertes lluvias persistan en estas regiones e instó a los vecinos a tomar precauciones y permanecer en sus casas.
Con información de Conagua y Milenio