El sureste de Australia vive momentos de angustia tras un violento temporal que ha dejado al menos siete personas muertas y grandes destrozos en zonas costeras, especialmente en el estado de Victoria y en la región de Gippsland. Entre las víctimas se encuentra un niño de apenas nueve años, lo que ha incrementado la conmoción nacional ante los efectos extremos de esta tormenta sin precedentes.

Oleaje feroz y vientos destructivos

El fenómeno meteorológico, que comenzó a afectar el país a finales de la semana pasada, provocó olas de gran altura, vientos huracanados y lluvias intensas que complicaron los trabajos de rescate. Las imágenes compartidas por los servicios de emergencia y ciudadanos muestran escenas dramáticas: viviendas anegadas, vehículos arrastrados por el agua y árboles caídos bloqueando rutas principales.

Las autoridades de Victoria confirmaron la muerte de varias personas en distintas localidades costeras. En una de las tragedias más impactantes, un menor de nueve años fue arrastrado por una corriente mientras intentaba escapar de la crecida súbita de un río.

Evacuaciones y declaratoria de emergencia

Las autoridades han emitido órdenes de evacuación en decenas de municipios, y se mantiene activa la alerta meteorológica en las regiones más afectadas. Los equipos de rescate, apoyados por helicópteros, botes y vehículos todoterreno, continúan con labores de búsqueda para localizar a posibles desaparecidos.

El Servicio Estatal de Emergencias (SES, por sus siglas en inglés) ha respondido a cientos de llamados en las últimas 72 horas. Las autoridades instan a la población a no subestimar los riesgos y a evitar desplazamientos innecesarios.

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Impacto ambiental y pérdidas millonarias

Más allá del costo humano, el temporal ha causado severos daños en la infraestructura. Playas erosionadas, líneas eléctricas caídas y carreteras destruidas forman parte del paisaje tras el paso de la tormenta. Agricultores y operadores turísticos temen importantes pérdidas económicas debido a la destrucción de cultivos y la cancelación de actividades durante la temporada alta.

En redes sociales, numerosos ciudadanos han documentado la fuerza del fenómeno. Una publicación del reconocido perfil “Disasters Today” muestra la brutalidad de las olas en costas habitualmente tranquilas, acumulando millones de visualizaciones en pocas horas.

Cambio climático en el centro del debate

Este desastre ha reavivado el debate sobre la preparación del país ante fenómenos extremos cada vez más frecuentes. Expertos en meteorología y cambio climático advierten que eventos de esta magnitud podrían volverse más comunes si no se adoptan medidas urgentes para mitigar el calentamiento global.

Mientras tanto, el gobierno federal ha prometido apoyo inmediato para las comunidades damnificadas y ha declarado zonas de desastre natural en varias localidades.