Este miércoles, el Departamento de Estado de Estados Unidos ratificó la designación de seis cárteles mexicanos y dos pandillas sudamericanas como organizaciones terroristas internacionales. La confirmación se publicó en el Federal Register, el diario oficial del Gobierno estadounidense, mediante una breve nota firmada por Marco Rubio, encargado de la política exterior de la nación. Esta orden ejecutiva, que fue emitida por Donald Trump desde su primer día en la presidencia, marca un punto de inflexión en la estrategia contra el crimen organizado transnacional.
De acuerdo con la información oficial, los grupos señalados incluyen al Cártel de Sinaloa, Jalisco Nueva Generación, los Cárteles Unidos, el Cártel del Noroeste, el Cártel del Golfo y La Nueva Familia Michoacana. A estos se suman dos pandillas sudamericanas: el Tren de Aragua, originario de Venezuela, y la Mara Salvatrucha, con presencia en varias naciones de Centro y Norteamérica. Sin embargo, el Clan del Golfo, que había sido mencionado en filtraciones previas, no figura en la lista final.
Al respecto, Marco Rubio destacó que estos grupos suponen “un riesgo significativo para la seguridad de los ciudadanos estadounidenses dentro de su territorio, para la política exterior de Washington y para la economía de Estados Unidos”.
Cabe mencionar que, esta decisión se inscribe dentro de una política que se remonta al 23 de septiembre de 2001, cuando el presidente George W. Bush firmó una orden ejecutiva para crear una lista de organizaciones terroristas transnacionales. Esta medida inicial surgió como respuesta a los atentados del 11 de septiembre y se centró en grupos yihadistas. Con el paso de los años, la lista ha ido ampliándose para incluir otras amenazas a la seguridad global, como los cárteles mexicanos. En la actualidad, las autoridades estadounidenses no solo congelan activos de los involucrados, sino que también pueden autorizar el uso de la fuerza en ciertas circunstancias, similar a la estrategia empleada contra el extremismo islamista.
Mientras tanto, en una reciente conferencia de prensa, Donald Trump acusó a los cárteles mexicanos de tener un control considerable sobre el gobierno de México. Según el mandatario, estos grupos han sido los responsables de la crisis del fentanilo y de colaborar en la escalada migratoria, dos de los temas más relevantes de la agenda política estadounidense en los últimos años.
Trump aseguró que los cárteles son responsables de la crisis del fentanilo y de la escalada migratoria, declarando que “México está gobernado en buena medida por los cárteles”.
A raíz de esta decisión, las relaciones entre Estados Unidos y México, bajo el liderazgo de la presidenta Claudia Sheinbaum, se han vuelto más tensas. Sheinbaum, que ya había expresado su rechazo a esta medida, advirtió que podría haber repercusiones en la relación bilateral. De hecho, mencionó que si EE. UU. continúa con esta designación, México podría ampliar su demanda contra los fabricantes de armas estadounidenses, a quienes acusa de ser cómplices en el abastecimiento de armamento a los criminales.
Por su parte, Sheinbaum manifestó que “una acción en Washington en esa dirección provocará reacciones”, destacando la posibilidad de ampliar las demandas contra las empresas armamentísticas de EE. UU.
Además, la designación de estos grupos como terroristas ha suscitado preocupaciones sobre una posible vulneración de la soberanía de México. Se informó que la CIA intensificó sus vuelos sobre el territorio mexicano para recopilar más información sobre los cárteles. Aunque estos operativos no son nuevos, el aumento de la intensidad desde el regreso de Trump a la Casa Blanca ha generado alarmas.
En respuesta, Sheinbaum intentó tranquilizar a la población, subrayando que “no hay nada ilegal” en estos vuelos, aunque reconoció que los medios han exagerado la situación. “No hay nada ilegal”, afirmó Sheinbaum, en relación con los vuelos de la CIA, mientras intentaba calmar los ánimos y evitar que se percibiera como una debilidad en el trabajo del gobierno mexicano.