A lo largo de la historia, los derechos de las mujeres han servido a menudo como un indicador de un progreso social más amplio, arrojando luz sobre lo que realmente implica la modernización. En Afganistán, la caída del gobierno y la posterior toma de poder por los talibanes ha provocado una onda expansiva en la población femenina, arrebatando sus derechos y su emancipación.

Nuevas leyes talibanas buscan enterrar las voces de las mujeres en los espacios públicos

Es indignante y preocupante que en pleno siglo XXI, las mujeres en Afganistán estén siendo sometidas a leyes injustas y restrictivas por parte de los talibanes, que eliminan completamente su presencia en la sociedad. Bajo estas normas, las mujeres son prohibidas de hablar en público, mostrar su piel e incluso mirar a los hombres. Se les niega la posibilidad de cantar o leer en público, y se les obliga a someterse a la ley conocida como “Propagación de la Virtud y la Prevención del Vicio”. Estas acciones representan un severo retroceso en los avances logrados por las mujeres en términos de libertades y participación en la vida pública.

Mientras en otras partes del mundo se lucha cada vez más por la igualdad y los derechos de las mujeres, es alarmante ver cómo en Afganistán se les está negando sus libertades básicas. Aproximadamente 21 millones de mujeres afganas se enfrentan a un opresivo régimen que les limita su voz y su participación en la sociedad. Esto no solo es una desgracia para las mujeres, sino también un gran obstáculo para el desarrollo del país en su conjunto.

La reciente medida impuesta por los talibanes ha sido condenada por la Unión Europea, que la ha calificado como un “severo golpe” a los derechos de las mujeres y niñas afganas. El alto representante para Asuntos Exteriores de la UE, Josep Borrell, ha dejado claro que esta acción es inaceptable y un impedimento para la normalización de las relaciones internacionales con el régimen fundamentalista afgano.

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