La Redacción, La Jornada
Tamaulipas, 07 de septiembre de 2020, 21:08
Nuevo Laredo, Tamps. A un año de la masacre de Valles de Anáhuac, donde 8 personas fueron ejecutadas por elementos de la Policía Estatal, del Centro de Análisis, Inteligencia y Estudios de Tamaulipas –CAIET- con la complicidad del Ejército, sus familiares los recordaron en el lugar de la tragedia y exigen se haga justicia.
En la casa de Severiano Treviño, ubicada en Avenida 7 con calle 13 #902 en Valles de Anáhuac, se llevó a cabo una conferencia de prensa, en la que estuvo además el sacerdote Carlos Raúl Ramírez Moreno, quien viajó desde Los Ángeles, California, para estar presente en el lugar donde fue asesinada su sobrina Jennifer.
Las víctimas de la masacre son; Wilbert, de 20 años, Jennifer, de 21, Severiano, de 34, Juana Yetzel, de 20, Enrique, de 20, Cindy Esmeralda, de 39. Luis Fernando, de 19 y José Daniel, de 19.
“Las víctimas y familias nos dirigimos con todo respecto a usted, Francisco Javier García Cabeza de Vaca gobernador de esta entidad para expresarle y hacerle saber a su persona y toda la nacional, el abandono que hemos tenido, primeramente de la Comisión Estatal de Atención a Víctimas, instancias que deberían ser las primeras en atender a las familias para resolver los agravios, esto le ha restado credibilidad a su gobierno, mismo que lacera y lastima a las víctimas de las violencias cometidas por miembros del estado”, señaló el sacerdote.
Destacó que su sobrina y las otras 7 personas fueron “víctimas de una guerra que solo privilegia a los gobernadores”.
Natividad Chávez Hernández, madre de Enrique y María Azucena Treviño, hermana de Severiano, exigieron se haga justicia y se castigue a todos los involucrados en la ejecución de sus seres queridos.
Raymundo Ramos Vázquez, presidente del Comité de Derechos Humanos de Nuevo Laredo por su parte señaló que a un año de la masacre, solo hay dos policías detenidos “en una cárcel, donde gozan de todos los privilegios”, 3 policías que se acogieron a la figura de testigos colaboradores y 2 prófugos.
En el secuestro de las víctimas, montaje y ejecución a mansalva, participaron al menos 100 elementos de la Policía Estatal de Tamaulipas, del Grupo CAIET y del Ejército, que dieron “seguridad perimetral” pero son cómplices porque fueron testigos de la masacre, manifestó Ramos Vázquez.
El 5 de septiembre de 2019, parte de la colonia Valles de Anáhuac fue rodeada por elementos de la Policía Estatal de Tamaulipas, CAIET y personal del Ejército.
Ocho personas, de las cuales 7 fueron secuestradas en tres diferentes domicilios, fueron ejecutadas en el interior del domicilio. Antes las obligaron a vestirse con uniformes tipo militar y después de ser asesinadas, les pusieron armas, para aparentar un enfrentamiento.
Dos de las víctimas quedaron en una camioneta con blindaje artesanal, que fue llevada al lugar en una grúa, después de sacarla de una vivienda en la colonia Buenos Aires.
En el domicilio estaba Kassandra, hija de Severiano y su pequeña. Ella fue testigo de cómo su padre fue golpeado, obligado a ponerse un uniforme y posteriormente apareció muerto.
Otros testigos, videos y la investigación por parte de la ONU DH, CNDH y otros organismos, sirvieron para esclarecer esta masacre de la cual aún los deudos esperan se haga justicia y castigue a los asesinos.
“El presente artículo es propiedad de La Jornada“
La Redacción. (2020). Exigen justicia a un año de la masacre en Valles de Anáhuac. La Jornada. Recuperada el 08 de septiembre de 2020, de https://www.jornada.com.mx/ultimas/estados/2020/09/07/exigen-justicia-a-un-ano-de-la-masacre-en-valles-de-anahuac-4303.html
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