LA PAZ, Bolivia – La turbulencia política se intensificó en Bolivia el miércoles cuando el presidente Luis Alberto Arce denunció lo que denominó “movimientos irregulares” de fuerzas militares del ejercito boliviano cerca de la sede del gobierno en La Paz con el objetivo de quitar de la presidencia a Arce. La escalada de tensión se produce en medio de informes generalizados de ciudadanos sobre tanques y soldados fuertemente armados reuniéndose alrededor de la ciudad, particularmente en la céntrica Plaza Murillo.
La grave advertencia del presidente sobre un posible golpe de Estado fue repetida por su predecesor, Evo Morales, quien alegó que una toma militar del poder era inminente. Morales señaló un importante despliegue de fuerzas armadas y equipo militar en áreas gubernamentales clave como evidencia de la crisis que se está gestando.
Las tensiones entre el gobierno y los militares han ido creciendo en los últimos días, con el comandante del ejército, Juan José Zúñiga, afirmando públicamente que probablemente habrá un nuevo gabinete en Bolivia y que el país “no puede seguir así”. Tras ser destituido el día de ayer 25 de junio de su cargo por el presidente. Sus comentarios fueron vistos como una amenaza directa al presidente Arce.
Cualquier intento de tomar el poder por la fuerza no sólo sería una violación de la voluntad del pueblo sino también un revés para el progreso de Bolivia hacia una sociedad pacífica y democrática.
Noticia en desarrollo