En los últimos acontecimientos políticos, el lunes, el presidente Donald Trump nombró a la representante republicana Elise Stefanik como embajadora de Estados Unidos ante la ONU. La congresista neoyorquina de 40 años ha sido una fiel aliada del presidente y ha demostrado constantemente su lealtad a su administración. La decisión refleja la influencia continua de Trump dentro del Partido Republicano y destaca su preferencia por las personas que se alinean con su agenda de política exterior de “Estados Unidos primero”.

La declaración de Trump que acompañó el anuncio subrayó su confianza en las capacidades de Stefanik, describiéndola como una “luchadora increíblemente fuerte, dura e inteligente” que encarna los principios de su administración. Su enfoque agresivo se ha puesto de relieve recientemente por su participación en importantes casos de antisemitismo en universidades como Harvard que llevaron a la renuncia de líderes universitarios de alto perfil. También ha sido una crítica abierta de organizaciones multilaterales como la ONU, que algunos conservadores consideran ineficaces o parciales contra los intereses estadounidenses.

Sin embargo, la nominación de Stefanik también podría enfrentar oposición, especialmente de los demócratas, que pueden cuestionar su preparación para un papel internacional de tan alto perfil. A pesar de su creciente perfil en el Congreso, Stefanik tiene poca experiencia en política exterior, lo que podría convertirse en un punto de discordia. Cuando asuma su nuevo cargo, todas las miradas estarán puestas en cómo se desenvuelve en las complejidades de la ONU, en particular en temas polémicos como el conflicto entre israelíes y palestinos.

Este último movimiento de la administración Trump subraya un alejamiento de los nombramientos anteriores como Nikki Haley, y continúa alimentando la especulación sobre la reestructuración de la política exterior estadounidense por parte de la administración.

Con información de AP