El presidente reelecto de Estados Unidos, Donald Trump, logró consolidar su lugar como una figura central en la política estadounidense, pese a las numerosas controversias que lo rodean. A lo largo de su trayectoria, Trump ha enfrentado señalamientos por su discurso divisivo y su trato hacia las mujeres, así como un historial de al menos 25 denuncias de acoso o agresión sexual que se extiende desde la década de 1970.

De acuerdo con lo informado, estas acusaciones van desde tocamientos no consentidos hasta abusos graves, aunque no han afectado de manera significativa el respaldo de su base electoral ni su ascenso dentro del Partido Republicano. 

En este contexto, los relatos de las víctimas cobran relevancia por la gravedad de las denuncias y la consistencia en los patrones de conducta que describen. Mientras el equipo de Trump desestima estas acusaciones como intentos de desprestigio político, especialistas señalan que este historial genera preguntas sobre el impacto del poder y la influencia en la manera en que se perciben estos casos.

Un patrón que se extiende por décadas

Entre las denuncias más recientes se encuentra la de Stacey Williams, quien relató que en 1993 Trump la manoseó durante un encuentro en la Torre Trump al que asistió acompañada de Jeffrey Epstein. Según Williams, el incidente parecía formar parte de un “juego retorcido” entre ambos hombres, lo que no solo resalta el comportamiento de Trump, sino que también pone nuevamente en la mira su relación con Epstein, acusado de operar una red de tráfico sexual de menores.

Otro caso destacado es el de E. Jean Carroll, quien acusó a Trump en 2019 de haberla violado en los años 90 en un probador de una tienda en Nueva York. Marcó un precedente legal importante. En mayo de 2023, un jurado declaró a Trump responsable de abuso sexual y difamación en este caso, imponiéndole el pago de 5 millones de dólares en indemnización, fallo que refuerza la credibilidad de las acusaciones contra el presidente.

De igual manera, testimonios como los de Summer Zervos, exconcursante del programa The Apprentice, y Natasha Stoynoff, exreportera de People, refuerzan este patrón de conductas inapropiadas. Ambas mujeres describen incidentes en los que Trump intentó besarlas o tocarlas sin su consentimiento, casos que han sido documentados en investigaciones mediáticas y judiciales a lo largo de los años.

Otras voces que señalan a Trump

Además de estos casos mediáticos, varias mujeres han compartido relatos similares que se enmarcan en un patrón de comportamiento. Jessica Leeds, por ejemplo, declaró que Trump la tocó de forma inapropiada durante un vuelo en los años 80. Rachel Crooks, quien trabajaba en la Torre Trump en 2005, afirmó que el expresidente la besó sin su consentimiento en el lobby del edificio, testimonios que fueron corroborados en reportajes periodísticos y muestran consistencia con otros relatos.

Cathy Heller, Mindy McGillivray y Jill Harth han denunciado incidentes en los que Trump intentó besarlas o tocarlas sin su consentimiento en contextos sociales o profesionales. Heller, por ejemplo, afirmó que Trump trató de besarla a la fuerza durante un evento en Mar-a-Lago, mientras que McGillivray y Harth describieron tocamientos no deseados en encuentros laborales. Estos relatos, junto con el de Karen Johnson, quien aseguró haber sido víctima de tocamientos en una fiesta en los años 2000, refuerzan las acusaciones contra Trump como parte de un patrón reiterado.

El vínculo con Epstein y las nuevas acusaciones

En relación con Jeffrey Epstein, la conexión entre Trump y el acusado abusador ha sido motivo de debate durante años. Fotografías y testimonios demuestran que ambos asistieron juntos a eventos sociales en las décadas de 1980 y 1990. Según lo declarado por Trump en 2002, describió a Epstein como un “tipo estupendo” que disfrutaba de la compañía de mujeres jóvenes. No obstante, tras el arresto de Epstein en 2019, Trump afirmó haber roto relaciones con él a principios de los 2000.

El testimonio de Stacey Williams no solo destaca las acusaciones contra Trump, sino que también amplifica las dudas sobre hasta qué punto el expresidente era consciente de los crímenes de Epstein.

La respuesta de Trump y su base de apoyo

Por su parte, Trump niega consistentemente todas las denuncias, calificándolas de falsas y atribuyéndolas a intereses políticos. En este sentido, su equipo de campaña ha reiterado que las afirmaciones no tienen fundamentos y forman parte de un esfuerzo concertado para desacreditarlo. La defensa de Trump incluye declaraciones públicas, como la famosa grabación de Access Hollywood de 2005, donde se le escucha jactarse de que su fama le permitía “agarrar a las mujeres” sin su consentimiento.

No obstante, estas denuncias no han alterado sustancialmente su carrera política. Aunque la grabación antes mencionada generó una controversia significativa, no afectó su popularidad entre sus seguidores.