La reciente conversación entre Vladimir Putin y Donald Trump generó reacciones en Moscú y en Occidente. En Rusia, la llamada de 90 minutos entre ambos líderes fue recibida con optimismo, aunque el Kremlin reconoce que aún quedan dificultades en las negociaciones sobre Ucrania. Trump, al apartarse de la política de su predecesor Joe Biden, abandonó la postura que exigía la participación de Ucrania en las negociaciones, permitiendo un diálogo directo con Rusia.
Tras la toma de posesión de Trump, el Kremlin adoptó una postura cautelosa ante las amenazas de sanciones impuestas por el nuevo presidente estadounidense, quien había advertido de la posibilidad de devaluar el precio del petróleo para dañar la economía rusa. En cambio, Rusia optó por no responder con medidas drásticas y centrarse en abrir la posibilidad de un diálogo.
Según la politóloga Ekaterina Schulmann del Carnegie Russia Eurasia Center, la euforia por el hecho de que haya tenido lugar la conversación es notable, aunque advierte que “esto es solo el comienzo del juego”.
“Putin cree que Trump debe ser seducido, que debe ser halagado de pies a cabeza”, dijo Tatiana Stanovaya, fundadora de la consultora R.Politik.
Por su parte, Stanovaya señaló que el presidente ruso está profundamente invertido en las negociaciones con Trump, pero también se prepara para la posibilidad de continuar con las operaciones militares en Ucrania sin la intervención de Estados Unidos, si las conversaciones no avanzan.
En cuanto a la postura de Estados Unidos, Trump dejó claro su interés en reunirse con Putin en Arabia Saudita e hizo un anuncio sobre el intercambio de invitaciones para visitar ambos países. Este desarrollo marca un giro en la política exterior estadounidense, que antes no aceptaba conversaciones directas con Rusia sin la participación de Ucrania.
A nivel económico, los mercados rusos experimentaron un incremento en sus acciones, mientras que las acciones de empresas de defensa europeas cayeron, a raíz de las expectativas de que un acuerdo para terminar con el conflicto podría estar cerca. Sin embargo, la comunidad internacional, particularmente los funcionarios europeos, expresó su preocupación sobre la dirección que podrían tomar las negociaciones.
En Rusia, algunos líderes y analistas políticos se mostraron optimistas respecto a la llamada, considerando que abre la puerta para una nueva era en las relaciones internacionales. Konstantin Malofeyev, un destacado empresario cercano al Kremlin, destacó:
“Ucrania es solo un pretexto para un gran diálogo entre grandes naciones sobre el comienzo de una nueva era en la historia de la humanidad.”
No obstante, en Europa las reacciones fueron más cautelosas. Kaja Kallas, alta representante de la política exterior de la Unión Europea, expresó que cualquier acuerdo que se alcance sin la participación de Ucrania y Europa no será viable.
“Cualquier acuerdo a nuestras espaldas no funcionará. Cualquier acuerdo también deberá contar con la participación de Ucrania y Europa”, opinó Kaja Kallas, jefa de política exterior de la UE.
Asimismo, Marko Mihkelson, presidente del comité de asuntos exteriores del parlamento estonio, calificó la situación como “un día oscuro para Europa”, al considerar que un cambio de fronteras por la fuerza podría prevalecer sobre la justicia y las normas internacionales.
Por otro lado, John Bolton, exasesor de seguridad nacional de Estados Unidos, expresó su preocupación sobre el impacto de esta nueva estrategia en los intereses de seguridad de Estados Unidos. En su opinión, la rendición ante Putin podría tener repercusiones más allá de Europa Central.
“Trump ha efectivamente capitulado ante Putin sobre Ucrania. El daño a los intereses de seguridad de Estados Unidos se extenderá mucho más allá de Europa Central”, mencionó John Bolton, exasesor de seguridad nacional de Estados Unidos.
Finalmente, el Kremlin indicó que los preparativos para un encuentro entre Putin y Trump comenzarán de inmediato. Aunque Peskov, portavoz del Kremlin, fue claro en que no se debe adelantar ningún juicio sobre una resolución del conflicto, reconoció la importancia de la posición del gobierno estadounidense en el proceso de negociación.
“Ninguna de las dos partes tiene derecho a cometer un error”, consideró Konstantin Kosachyov, viceportavoz del parlamento ruso.