Desde niño, Stephen Miller ya compartía la cosmovisión lunática y racista de Eric Cartman, alegando la necesidad de eliminar por completo la presencia mexicana en un estado que, irónicamente, fue originalmente mexicano. Nos referimos, por supuesto, a California y a la forma injusta en que esta joya política y económica fue arrebatada tanto a los pueblos indígenas como a los mexicanos del siglo XIX. Al igual que la esclavitud de los negros, se trata de una infame injusticia que sigue repercutiendo hasta el día de hoy.
Miller es uno de los principales asesores de política en la administración de Donald Trump y el principal estratega detrás de las políticas migratorias más inhumanas de los últimos tiempos. Su enfoque no se limitó a “reforzar la frontera”, sino que buscaba criminalizar la existencia misma del inmigrante, sin importar si tenía antecedentes penales o llevaba décadas viviendo en EE. UU. Esto fue su visión desde un principio y anima a el y a su base de apoyo extremista. El es un demagogo dentro del movimiento Trump que requiera toda la atención política de los mexicanos.
Hasta ICE No Entiende Miller
SStephen Miller no solo diseñó políticas crueles: las celebró, las amplificó y las convirtió en norma. Su legado es el del odio sistemático, el dolor humano y la agresión abierta contra las comunidades latinas y chicanas. Ahora busca que los agentes de ICE se aposten frente a tiendas como Home Depot y 7-Eleven, donde habitualmente acuden a comprar trabajadores—tanto indocumentados como ciudadanos y residentes—para prepararse para sus jornadas laborales.
Cuando un oficial de ICE cuestionó la propuesta de Miller de ampliar la red de deportaciones —haciendo referencia a las declaraciones del zar fronterizo Tom Homan, quien aseguró que los esfuerzos de ICE se centrarían en delincuentes—, el subjefe de gabinete pareció desconcertado.
“¿Cómo que van tras los criminales?”, habría respondido Miller, según el relato del funcionario. “Miller se enfrascó en una especie de competencia de egos”.
La semana pasada, Miller y la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, anunciaron que la administración Trump había establecido una nueva cuota mínima de 3,000 arrestos diarios por parte de ICE. El enfoque siempre ha sido la palabra “millones” y esto es su intento de redefinir criminal hasta un punto de exterminación cultural.
El lunes, ICE anunció su mayor operativo hasta la fecha en Massachusetts y el área metropolitana de Boston. Pero mientras aumentaban los arrestos, también lo hacía el número de personas detenidas sin antecedentes penales ni órdenes de deportación. Cientos de los llamados “colaterales” fueron capturados en esta redada masiva.
Y eso, precisamente, es lo que busca Stephen Miller.
Para él, la meta nunca fue la seguridad pública, sino la limpieza racial encubierta. Arrestar a trabajadores, padres de familia y residentes sin historial criminal no es un “daño colateral”: es la estrategia. En su visión distorsionada, Estados Unidos debe ser blanco, homogéneo y aislado del mundo, ignorando la diversidad, el comercio global y la presencia internacional que realmente sostienen su relevancia.