Los mercados financieros estadounidenses cerraron la jornada del lunes con fuertes caídas, en medio de una creciente tensión política y económica. Esta vez, el epicentro de la inestabilidad fue un nuevo ataque del presidente Donald Trump al titular de la Reserva Federal, Jerome Powell, lo que se combinó con una incertidumbre persistente en torno a las negociaciones arancelarias internacionales.
Como consecuencia de este clima volátil, el Dow Jones de Industriales descendió un 2,48 %, ubicándose en los 38.170 puntos. A su vez, el S&P 500 se redujo en un 2,36 %, hasta los 5.158 enteros, mientras que el índice Nasdaq, con una fuerte presencia tecnológica, cayó un 2,55 %, cerrando en 15.870 unidades.
En este contexto, las declaraciones del presidente Trump sumaron combustible a la agitación bursátil. A través de su red Truth Social, el mandatario volvió a cargar contra Jerome Powell, a quien acusó de obstaculizar el crecimiento económico por no reducir los tipos de interés. Cabe recordar que, la semana anterior, el propio Trump ya había solicitado públicamente el despido del presidente de la Fed.
“Muchos están reclamando recortes preventivos en los tipos de interés”, escribió el presidente, señalando la baja reciente en los precios de la energía como un argumento clave.
A su vez, Trump evitó referirse al impacto de su agresiva política comercial, especialmente a los aranceles impuestos a China, los cuales han contribuido al aumento de los precios internos.
Por su parte, Jerome Powell ha insistido en la necesidad de preservar la autonomía del banco central, lo que ha profundizado las diferencias con la Casa Blanca.
Además del enfrentamiento interno, el mercado se ve afectado por las decisiones de política exterior en materia comercial. Tras el fin de semana largo por el Viernes Santo, las bolsas reanudaron operaciones en un entorno marcado por los vaivenes arancelarios. En el transcurso de abril, Trump anunció una estrategia de aranceles globales que ha sido modificada en varias ocasiones mientras busca pactos bilaterales más ventajosos.
Te podría interesar: Google va a juicio por prácticas monopólicas en el entorno digital
De acuerdo con lo informado por voceros de la Casa Blanca, los detalles sobre estas negociaciones han sido escasos, lo que ha generado preocupación entre analistas y operadores financieros. En contraste, China, blanco principal de las tarifas estadounidenses (que alcanzan un 245 % sobre sus exportaciones), advirtió que no firmará acuerdos que vulneren sus intereses nacionales.
“EE.UU. está actualmente negociando acuerdos arancelarios con 15 grandes economías, entre ellas Japón, la Unión Europea, Corea del Sur y la India. Otros 75 países han contactado a EE.UU. expresando interés en negociaciones comerciales”, afirmó Ed Yardeni, experto de Yardeni Research.
Según Yardeni, es probable que Trump anuncie los primeros resultados de estas tratativas en junio, coincidiendo con el vencimiento de la actual tregua arancelaria.
Como reflejo de este clima de tensión, los sectores más afectados en Wall Street fueron el tecnológico y el de bienes de consumo no esenciales, ambos con descensos cercanos al 2,8 %. Entre las compañías más perjudicadas destacaron Tesla (-5,7 %), Nvidia (-4,5 %) y Amazon (-3 %), arrastrando consigo al Nasdaq.
Asimismo, es importante señalar que Tesla, firma liderada por el empresario Elon Musk, considerado un aliado del presidente, tiene previsto divulgar sus resultados financieros esta misma tarde, lo que podría añadir más presión a su cotización.
Simultáneamente, los efectos de esta inestabilidad se extendieron a otros mercados. El precio del petróleo de Texas cayó un 2,47 %, hasta los 63,08 dólares por barril, influido también por las negociaciones nucleares entre Estados Unidos e Irán. Esta situación afectó directamente al sector energético, que retrocedió un 2,5 %.
Por otro lado, se registraron movimientos notables en los activos refugio. El rendimiento del bono del Tesoro a 10 años aumentó hasta el 4,407 %, lo cual indica un desplazamiento de los inversores hacia instrumentos más seguros. No obstante, el oro se fortaleció hasta los 3.430 dólares por onza, y el dólar se debilitó frente al euro, que se cotizó en 1,151 dólares.