Largas filas se formaron en la calle de Academia –donde hubo toma de temperatura y se ofrecía gel antibacterial y cubrebocas– para el ingreso a Corregidora y reducir los riesgos de contagio por coronavirus. Foto Pablo Ramos

Ciudad de México. Las medidas implementadas por las autoridades capitalinas para evitar la aglomeración de personas en el Centro Histórico no funcionaron, pero sí provocaron que el tránsito se desbordara, que los negocios con número oficial par abrieran u ofrecieran su mercancía de manera clandestina y los ambulantes se instalaran sin problemas.

La Secretaría de Gobierno informó que se instalaron siete filtros sanitarios en 5 de Mayo, Madero, 15 de Septiembre, 5 de Febrero, Pino Suárez, 20 de Noviembre y Corregidora, donde se tomó la temperatura y otorgó gel antibacterial y cubrebocas a la gente.

Sin embargo, en un recorrido se observó que únicamente en la calle Academia se dosificó el ingreso de personas a la calle de Corregidora, lo que derivó en largas filas y una espera de 10 a 15 minutos para reducir el riesgo de un contagio, comentó personal del gobierno.

El ingreso de la gente al primer cuadro de la ciudad tampoco se realizó conforme a la primera letra del apellido, por lo que familias completas aprovecharon para caminar, acudir al banco, comprar medicinas o aprovechar las ofertas que ofrecían los negocios.

Asimismo, para adquirir anteojos, como en el edificio Don Alberto, ubicado en Madero 21, donde había una larga fila en espera de ingresar, mientras decenas de personas ofrecían dicho servicio desde Donceles hasta República de El Salvador.

En los negocios de jarciería, hule espuma, plásticos, piel o ropa ubicados en la parte oriente de las calles Venustiano Carranza y República de Uruguay, la gente se arremolinó en las entradas para comprar material que requerían para uso personal o revender en su negocio.

La falta de vigilancia y la gran cantidad de gente permitió que encargados de negocios con número oficial impar abrieran y ofrecieran su mercancía de manera clandestina, y en calles como Alhóndiga se permitiera el ingreso de la gente a los que debían estar cerrados.

Dicha situación se observó también en la plaza de la Alhóndiga y en las calles del llamado circuito financiero, donde también ambulantes ofrecieron desde dispositivos usb, plantas medicinales, alcohol, gel antibacterial, comida y hasta ropa, sin ningún problema.

Durante la jornada, elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana se encargaron de agilizar el tránsito vehicular, que se desbordó; mientras personal de la Secretaría de Gobierno fue el encargado de verificar que los establecimientos cumplieran con las medidas sanitarias y de apertura implementadas por la administración capitalina.

Laura Gómez Flores, La Jornada

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