El sábado 24 de febrero de 2024, Alfonso Lezama Trujillo, padre de 8 hijos y uno de 8 hermanos y abuelo de mas de 8 nietos, falleció tras una larga y difícil batalla contra el cáncer. Murió en su casa, valientemente, después de intentar luchar una vez más contra el dolor que le aquejaba desde hace un año, pero lamentablemente para quienes lo amaban y disfrutaban de su compañía, un destino más tranquilo lo abrazó ese día.
Alfonso Lezama Trujillo llegó por primera vez a California a principios de la década de 1980, específicamente al centro de fabricación de Santa Ana, junto a sus dos hermanos, Ricardo y Luis. En esta época interesante, los tres hermanos experimentaron con un nuevo mercado laboral y una economía urbana. Ninguno de ellos hablaba inglés al principio, pero todos tenían el corazón para trabajar, lo que resultó en que la moneda universal del dólar estadounidense se volviera accesible para los tres. Curiosamente, durante años, los hermanos trabajaron bajo leyes de inmigración muy hostiles y parecían evitar la deportación de manera ingeniosa, probablemente debido al hecho de que siempre estaban trabajando y evitaban las trampas sociales más obvias para los nuevos inmigrantes.
Durante esta fase de su experiencia distintivamente mexicana y chicana, los tres hermanos incursionaron en el comercio y la reparación de automóviles, ya sean nuevos, usados o hasta camionetas, con Alfonso continuando manejando este comercio hasta sus últimos años. Vivieron entre otros miembros directos y extendidos de la familia hasta que finalmente alcanzaron sus metas financieras o formaron nuevas familias. El segundo hermano menor, Luis, eventualmente regresó a México, pero los hermanos Alfonso y Ricardo se quedaron en Santa Ana, California, formando familias en uno de los pueblos más icónicamente mexicanos de la region. Los dos hermanos, Alfonso y Ricardo, eran muy cercanos. Ambos construyeron hogares en una ciudad fronteriza mexicana en Baja California, siendo Alfonso sobrevivido por 5 de sus 8 hijos de dicho lugar. Durante décadas, las familias de los dos hermanos vivieron juntas o a menos de una cuadra de distancia entre sí en multiples ciudades!
La jardinería, la construcción, la techumbre y la fabricación fueron algunas de las habilidades con las que se podía confiar en Alfonso durante su vida laboral. Su resiliencia y la fuerza natural podrian ser atribuidas a su ciudad natal de Salitrillo, Puebla, donde aprendió los conceptos básicos de la vida agrícola. El alma de la fiesta, sus amigos de toda la vida lo llamaban ‘Concho’ o ‘Poncho’, y era reverenciado por su personalidad extrovertida y espontánea, a menudo contrastada por la actitud más seria de su hermano menor, Ricardo, pero de quien no se despegaba.
Finalmente, Alfonso logró su sueño de construir un hogar que pudiera dejar a sus hijos más jóvenes como un activo o espacio de vacaciones. A pesar de no tener una educación avanzada o un acceso privilegiado al capital, Alfonso construyó varias casas, educó a sus tres hijos más jóvenes para ser completamente bilingües y biculturales, con Stephanie Lezama Moreno casándose y dando a luz a sus dos nietos más recientes que lo sobreviven. También le sobrevive su amada esposa, Araceli Lezama Moreno, quien estuvo con él hasta su último aliento, y Oscar Lezama y Melissa Lezama, quienes seguirán con los deseos de Alfonso para obtener una educación universitaria o oficio. Al igual que su familia en Santa Ana, California, un matrimonio previo dio a luz a 5 hijos que Alfonso amó y bendijo con un hogar digno y propio.