Luis Carlos Rodríguez González, ContraRéplica

11 de diciembre de 2020, 01:29

“LA ESTAFA DE LA MONTAÑA ALCANZÓ A LOS MÁS POBRES”: ABEL BARRERA

Rosario Robles se bajó de la lujosa camioneta 4×4, de esas que sólo llegan a la Montaña de Guerrero en época electoral, cuando los candidatos buscan el voto de los más pobres, de los indígenas del país. Sus palabras, sus promesas fueron las mismas que por décadas dejaron los políticos de todos los colores: “Vamos a reconstruir Tlacoapa y lo vamos a dejar mejor que antes de las lluvias”, prometió la entonces titular de la Sedesol.

Impecable blusa blanca, botas de piel, pantalón de mezclilla, grandes aretes de oro, de la entonces poderosa secretaria de Desarrollo Social (Sedesol) quien realizó una gira de trabajo en abril de 2014 por la Montaña de Guerrero para atender a las familias del pueblo me’phaa, que perdieron sus viviendas por el huracán Ingrid y la tormenta Manuel, en septiembre de 2013.

Haciendo gala de su cercanía con el presidente Enrique Peña Nieto, la secretaria se lució diciendo “traigo la encomienda para coordinar todas las obras que se van a realizar en Guerrero”, recuerda Abel Barrera, director del Centro de Derechos Humanos Tlachinollan.

Por esos días, la Cámara de Diputados ya había autorizado 37 mil millones de pesos, para poner en marcha el Plan Nuevo Guerrero, en 2014.

A nivel estatal, el entonces gobernador y quien renunció después de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, Ángel Aguirre nombró a Miguel Alemán Velasco como presidente del Consejo Ciudadano, en representación de la sociedad guerrerense, para dar seguimiento a la reconstrucción del estado.

Dicho plan buscaba promover el desarrollo estatal integral de mediano y largo plazos, con acciones como el desarrollo logístico e industrial del puerto Balsas, en la Costa Grande de Guerrero, hasta el puerto Lázaro Cárdenas, en Michoacán”.

Asimismo construir la autopista intercostera que conectaría desde Michoacán hasta Puerto Chiapas; la autopista Puebla-Tlapa-Marquelia en La Montaña y la Costa Chica, y el camino Filo Mayor, en la Sierra de Guerrero.

Sin embargo, ninguna secretaría proporcionó información sobre el avance de estas obras. Los millones de pesos se esfumaron entre los empresarios y los funcionarios federales. La danza de los millones salió a relucir cuando el Congreso de Guerrero en 2015, solicitó al presidente Enrique Peña Nieto, la liberación de estos recursos que se encontraban en manos del secretario de Hacienda, Luis Videgaray.

El Senado de la República también aprobó un exhorto para que se informara el destino de estos fondos. “Nada pasó, fue un llamado a misa, todo se mantuvo en la opacidad y los miembros del consejo ciudadano se encargaron de avalar las supuestas obras que se asignaron a empresas provenientes de los estados de México, Hidalgo y Michoacán”, recordó Abel Barrera.

Expuso que en 2014, la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) manejó 2 mil 474 millones de pesos del Plan Nuevo Guerrero y reportó un avance financiero de 70 por ciento en cuanto a la reconstrucción de viviendas.

En el siguiente año obtuvo 2 mil 804 millones de pesos, informando de manera general el ejercicio de 72.9 por ciento de los recursos autorizados.

La Montaña de Guerrero, que donde se asientan los municipios de mayor marginación en el país, se quedó esperando que los discursos demagógicos se conviertan en obras, en carreteras, en escuelas, en un poco de prosperidad, pero los más pobres y su situación dramática quedó supeditada a los intereses macroeconómicos que se dirimieron entre los grupos de poder protagonizados por Rosario Robles y Luis Videgaray, dijo el director del Tlachinollan.

En diciembre del 2014, la titular de la Sedesol presumió en su cuenta de Twitter: “Los habitantes de Tlacoapa, Guerrero, pronto podrán atenderse en el hospital que el Gobierno de la República les construye”. Ello acompañado de una fotografía donde sólo se ve el inicio los cimientos de una obra.

Seis años después y en plena pandemia, nadie sabe dónde quedó el hospital y los miles de millones que estaban destinados para el mismo. Los casos de muertes maternas se han incrementado en esa población.

Abel Barrera comentó a ContraRéplica que el manejo discrecional de los recursos y la asignación de obras estuvieron palomeadas por la titular de la Sedesol de 2013 al 2015, y posteriormente como titular de la Sedatu.El Plan Nuevo Guerrero tuvo otro aporte de 40 mil 222 millones de pesos, destinados a cuatro principios rectores: construir un nuevo Guerrero; implementar proyectos sociales para la productividad; promover el ejercicio transparente de los recursos y la participación ciudadana.

Frente al manejo discrecional para la reconstrucción, los pueblos de la Montaña crearon el Consejo de Comunidades Damnificadas (CCDM) para exigir su participación en las reuniones regionales e incidir en la toma de decisiones, relacionadas con la construcción de viviendas, reparación de puentes y caminos, así como la precaria infraestructura escolar y médica.

Mientras miles de familias de los municipios de Malinaltepec, Acatepec, Tlacoapa, San Luis Acatlán, Metlatonoc y Cochoapa el Grande, vivían a la intemperie, en campamentos y los maestros improvisaban enramadas como salones de clase, Rosario Robles se jactaba del éxito de la llamada Cruzada contra el Hambre y la a Sedatu se comprometía a construir sus viviendas con la entrega de folios a los damnificados.

“Hubo marchas protestas, plantones, los pueblos de la Montaña se organizaron y acordaron también que la Sedatu verificaría en campo, el censo de las 4 mil 300 viviendas que no habían sido registradas. A pesar de ello, la arrogancia de la operadora de la Estafa Maestra dejó a los más pobres del país en el olvido”, agregó.

Seis años después, con Rosario Robles en la cárcel por el caso de la Estafa Maestra, los otros damnificados de la otra Estafa de la Montaña siguen ahí, esperando justicia. El caso de Tlacoapa es inaudito: es la única cabecera municipal de la Montaña que no cuenta con carretera pavimentada. Hasta la fecha los enfermos se atienden en la oficina del Comisariado de Bienes Comunales, porque el hospital básico no se encuentra equipado.

Las 119 viviendas reportadas con daños totales quedaron inconclusas. Algunas sólo cuentan con una base de cemento armada con tela para gallinero. Otras más sostenidas con armex y mortero. A quienes mejor les fue, cuentan con un techo agrietado que, en temporadas de lluvias, las familias se refugian en sus casas de cartón.

“Rosario Robles nunca más regresó a la Montaña. Era evidente en sus giras su animadversión contra los indígenas que la increparon cuando se vieron estafados, engañados, robados”, concluyó Abel Barrera.

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Rodríguez Gónzalez, L. (2020). “LA ESTAFA DE LA MONTAÑA ALCANZÓ A LOS MÁS POBRES”: ABEL BARRERA. ContraRéplica. Recuperado el 11 de diciembre de 2020, de https://www.contrareplica.mx/nota–LA-ESTAFA-DE-LA-MONTAnA-ALCANZO-A-LOS-MAS-POBRES-ABEL-BARRERA2020111220

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