Con más de 20.800 casos en 2024 y brotes en cárceles y barrios vulnerables, la nueva inversión estatal despierta preguntas sobre por qué se actuó tan tarde.
En 2025, Colombia enfrenta una situación alarmante en materia de salud pública: la tuberculosis ha resurgido con fuerza, afectando especialmente a poblaciones históricamente olvidadas. Según el Ministerio de Salud y Protección Social, en 2024 se notificaron más de 20.800 casos, con focos críticos en ciudades como Cali, Bogotá y Barranquilla.
Ante esta escalada, el Gobierno Nacional anunció una inversión de 14.005 millones de pesos para reforzar la prevención, diagnóstico y tratamiento. Sin embargo, para muchos expertos, la medida llega tras años de inacción y señales ignoradas.
Una enfermedad que nunca se fue
La tuberculosis sigue siendo una de las principales enfermedades infecciosas en Colombia, silenciosa pero letal. El 68,26% de los casos reportados corresponde a hombres, y su impacto ha sido mayor en comunidades empobrecidas, personas con condiciones médicas preexistentes y centros penitenciarios.
En Bucaramanga, la cárcel Modelo reportó 107 casos confirmados, lo que obligó a medidas de aislamiento durante 15 días. Si bien las visitas ya se han restablecido, la emergencia evidenció la fragilidad del sistema penitenciario frente a enfermedades transmisibles.
“Estas condiciones eran predecibles. El hacinamiento, la falta de ventilación y la escasa atención médica son terreno fértil para la tuberculosis”, señala un epidemiólogo que ha seguido el tema desde 2020.
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Reformas urgentes, pero tardías
A partir de abril de 2025, el país implementará un tratamiento totalmente oral y más breve para la TB resistente a múltiples fármacos (MDR/RR). El nuevo esquema de seis meses sustituirá el antiguo tratamiento de 20 meses, con el objetivo de mejorar la adherencia y reducir el abandono terapéutico.
Aunque se celebra la llegada de esta innovación, Colombia no lidera la iniciativa. Otros países de la región, como Brasil y Perú, ya aplicaban este enfoque desde hace más de un año.
“Estamos avanzando, sí, pero partimos desde atrás”, reconoció en reserva un funcionario del sector salud. “La tuberculosis no espera a que el sistema reaccione”.
¿Una inversión suficiente o una reacción desesperada?
El anuncio de los más de 14 mil millones de pesos fue recibido con expectativa, pero también con escepticismo. Organizaciones de salud y defensores de derechos humanos han alertado que la ejecución presupuestal en salud suele enfrentar barreras administrativas, especialmente en zonas rurales y territorios con poca infraestructura médica.
“El dinero es importante, pero no basta con anunciarlo. Necesitamos saber si llegará a donde más se necesita”, afirmó una vocera de la Red de Veeduría en Salud Pública.
Una carrera contra el tiempo
Colombia mantiene su adhesión a la Estrategia Mundial para Poner Fin a la Tuberculosis, que busca reducir la incidencia en un 50% y la mortalidad en un 75% para finales de 2025. Sin embargo, el objetivo luce cada vez más lejano ante una enfermedad que avanza entre la desinformación, el abandono y la pobreza.
Las autoridades hacen un llamado a la ciudadanía para reconocer síntomas como tos persistente, fiebre y pérdida de peso, y acudir a los servicios de salud. Pero los números reflejan una realidad incómoda: la tuberculosis nunca se fue. Solo estuvo fuera del foco.