By News Editor 
La viralización del video íntimo que involucra a Beele e Isabella Ladera no está en duda: en X circulan el mismo clip y múltiples fragmentos reproducidos por cientos de cuentas. Los dos son cantautores que necesitan de alcance en las redes para generar ingresos.
La viralidad y el patrón de distribución aparece repetido de forma masiva, desde cuentas que publican simultáneamente, perfiles con actividad claramente automatizada y cadenas de retuits que funcionan como amplificadores.
Ese comportamiento “spammy” sugiere la posibilidad de una difusión profesionalizada —uso de bots, redes de cuentas coordinadas o una distribución intencional— más que una propagación orgánica entre usuarios. Como si fuese una campaña política, la difusión es sistematizada para enganchar la maxima cantidad de reacciones. Y uno que otro intelectoiodo aparece intentándose colgar de un fenómeno que promueve a los dos artistas musicales que viven de regalías y popularidad.
Esto llega a evocarse el caso de Kim Kardashian, el fenómeno (no a los hechos): grandes exposiciones mediáticas provocadas por la filtración de material íntimo, y las preguntas paralelas sobre quién se beneficia y cómo se organizó la difusión. Es importante subrayar que, por ahora, la hipótesis de una distribución “plantada” es especulativa y requiere verificación técnica (metadatos, análisis de cuentas y trazabilidad) antes de afirmarla como hecho, pero el incentivo existe para ambos.