Reconocer el derecho a la libre movilidad evitará tragedias de migrantes, afirma. (reproducida con permiso de autor vía La Jornada)

Persistirán tragedias de estas dimensiones hasta que se logre el reconocimiento pleno del derecho universal a la libre movilidad, y al refugio, asilo, asistencia humanitaria, solidaridad, santuario, y hospitalidad, que es una demanda convergente de los movimientos de migrantes en todo el mundo.

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Reconocer el derecho a la libre movilidad evitará tragedias de migrantes, afirma

La muerte recurrente de migrantes en el Mediterráneo, en los desiertos de África, y en camino hacia Estados Unidos y Australia es mucho más que una tragedia multiplicada, cuyos rostros nos interpelan a todas y todos. Constituye también un crimen de lesa humanidad por reflejar los resultados predecibles, y por ende prevenibles, de las políticas migratorias y de "desarrollo" del primer mundo. Estas políticas producen la migración forzada de millones de personas cada año en búsqueda de la concreción de su derecho a una vida digna.

Todo esto refleja el precio necesario de los despojos producidos por el "libre comercio", y por guerras como las de Siria, Irak, y Afganistán, y la que hemos vivido en México en años recientes. Los estados de origen, tránsito y destino en cada una de estas regiones del mundo son corresponsables de este saldo humano que se sigue acumulando, conjuntamente con los sectores del crimen organizado que lucran como resultado de la militarización de las fronteras y de la criminalización y mercantilización de las y los migrantes a escala mundial. Tristemente el estado mexicano ha sido protagonista de los peores abusos en este contexto, como los crímenes de San Fernando y Cadereyta.

Persistirán tragedias de estas dimensiones hasta que se logre el reconocimiento pleno del derecho universal a la libre movilidad, y al refugio, asilo, asistencia humanitaria, solidaridad, santuario, y hospitalidad, que es una demanda convergente de los movimientos de migrantes en todo el mundo.