Rusia ha sido acusada de causar víctimas civiles después de que un bombardeo en un edificio residencial de la ciudad de Lviv, en el oeste de Ucrania, dejara el jueves 10 muertos y 42 heridos.
En respuesta al ataque, Estados Unidos anunció el jueves planes para suministrar a Ucrania bombas de racimo, un tipo de munición prohibida en más de 100 países, incluidos los aliados de Ucrania, como Alemania.
La Unión Europea también acordó un plan para destinar 500 millones de euros a aumentar su producción de proyectiles de artillería para reponer sus arsenales y enviar suministros a Ucrania.
El Presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, manifestó su satisfacción por el anuncio del plan estadounidense de suministro de armas a Ucrania, calificándolo de “extraordinario impacto psicológico” contra el enemigo. Zelenski tiene previsto viajar este viernes a Turquía para tratar con su homólogo turco, Recep Tayyip Erdogan, el acuerdo de exportación de grano a través del Mar Negro. También ha visitado recientemente la República Checa y Eslovaquia, buscando el apoyo de sus dirigentes.
Las víctimas civiles causadas por el bombardeo ruso deLviv han suscitado duras críticas contra el Kremlin y su intento de hacerse con el control de la región. Rusia ha negado las acusaciones, diciendo que son “infundadas” y “falsas”.
El gobierno ucraniano ha pedido una investigación inmediata del bombardeo y ha instado a sus aliados a mostrar “una solidaridad fuerte, inmediata y unificada ante la agresión rusa”. Varios países han denunciado el ataque y prometido enviar ayuda al país.
Mientras tanto, los líderes mundiales instan a Rusia a detener su campaña en Ucrania y rebajar la tensión en la región. Tanto Estados Unidos como la UE han lanzado advertencias a Rusia por sus acciones y han pedido una solución diplomática al conflicto en curso.