Broadway abrió recientemente sus puertas al musical “Real Women Have Curves”, basado en la obra de la dramaturga Josefina López, quien ha sido una voz clave dentro del movimiento cultural chicano y de empoderamiento femenino. Originaria de San Luis Potosí, México, López emigró a los Estados Unidos en su infancia, creciendo en Boyle Heights, al este de Los Ángeles, donde experimentó en primera persona las realidades y desafíos de la comunidad mexico-americana, así como los retos de ser mujer en un contexto algo machista.
“Mi papá cómo era muy “macho”, me decía que las mujeres no podían ir al colegio, que no podían cumplir sus sueños, que el único propósito de las mujeres era servirle a los hombres” Josefina López en entrevista con HispanoPost.

Josefina López, aunque escribió su primera obra a los 17 años de edad, saltó al reconocimiento nacional e internacional en 1990 con “Real Women Have Curves”, una obra inspirada en sus propias experiencias trabajando en una fábrica de costura familiar. A través de esta obra, López destacó temas fundamentales para el movimiento chicano como la identidad cultural, la experiencia de la inmigración, el empoderamiento femenino y la lucha contra los estereotipos impuestos por la sociedad estadounidense.
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La adaptación musical en Broadway, dirigida por Sergio Trujillo y protagonizada por un elenco predominantemente latino, promete reflejar auténticamente estas experiencias biculturales mediante canciones que mezclan inglés y español. Este proyecto busca no solo entretener, sino también reivindicar las historias de la comunidad latina, especialmente la chicana.
Un punto destacado es la participación de Joy Huerta, reconocida artista mexicana del dúo Jesse & Joy, quien contribuyó con la composición musical. El elenco ha expresado gran emoción por colaborar con Joy, cuya presencia aporta no solo talento, sino también una conexión profunda con las raíces culturales y emocionales del público.
Sin embargo, esta puesta en escena también abre una conversación más profunda: ¿Se siente verdaderamente representada la comunidad chicana en Broadway? ¿Logra el musical capturar la complejidad de sus identidades, luchas y aspiraciones reales, más allá de los escenarios, los aplausos y el reconocimiento? Por ahora parece un terreno genuinamente ganado, ya será el público chicano quien finalmente determine si el musical realmente refleja su esencia y sirve como un vehículo auténtico para dar voz a sus historias o si, por el contrario, queda pendiente aún una representación más profunda y genuina en el mundo artístico estadounidense.