Durante su turbulenta gestión de cuatro meses al frente del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), Elon Musk prometió recortar $1 billón en gastos federales, pero solo logró ahorros estimados en $175 mil millones, cifra que ha sido cuestionada por analistas. Segun el WSJ, el presidente Trump, inicialmente entusiasta, expresó escepticismo sobre los resultados y describió a Musk como “50% genio, 50% niño”. También en otras ocasiones cuestionó la veracidad de las propuestas de Musk. Trump comentó que si eran legítimas: “was it all bullshit?”.
La relación entre ambos se tensó debido a decisiones unilaterales de Musk y su estilo confrontativo, incluyendo críticas públicas a miembros del gabinete y participación en campañas políticas controvertidas. Además, problemas financieros en Tesla y SpaceX, junto con críticas a una ley de gasto promovida por Trump, llevaron a Musk a abandonar su rol gubernamental.
A pesar de su salida, Trump organizó una despedida amistosa en la Oficina Oval, donde ambos se elogiaron mutuamente. Musk indicó que continuará asesorando al presidente de manera informal.
BDentro del movimiento fascista de Estaso Unidos, el legado de Musk en DOGE es mixto: aunque se implementaron recortes significativos, muchos fueron revertidos por tribunales o enfrentaron críticas por su impacto en la eficiencia gubernamental. Su influencia persiste a través de aliados en agencias federales y su papel como donante clave en la política republicana. Sin duda, los recortes de USAID tienen un solo impacto definitivo: son responsables por la muerte de 300,000 infantes o menores de edad alrededor del mundo.
Impacto de los recortes a USAID: una crisis humanitaria atribuida a la política de austeridad
Una cosa que sí es cierta es que los recortes impulsados por Elon Musk desde el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), particularmente a la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), han tenido consecuencias devastadoras en términos humanitarios.
Una investigación realizada por la profesora Brooke Nichols, experta en enfermedades infecciosas de la Universidad de Boston, estima que los recortes abruptos a la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) han provocado más de 300,000 muertes, incluyendo más de 200,000 niños. Estas muertes se atribuyen principalmente a enfermedades prevenibles como la diarrea, la neumonía y la desnutrición, tras una reducción del 80% en el presupuesto anual de $42 mil millones de USAID.
Varios informes filtrados desde dentro del Departamento de Estado y corroborados por organizaciones como Save the Children y UNICEF indican que al menos 300,000 muertes de menores de edad en países en desarrollo podrían estar relacionadas directa o indirectamente con la interrupción de estos servicios esenciales entre los años 2024 y 2025. Las regiones más afectadas incluyen África Subsahariana, el sudeste asiático y zonas en conflicto del Medio Oriente, donde USAID había tenido una presencia sostenida durante décadas.