En medio de un debate nacional sobre los contenidos musicales que dominan las plataformas y el gusto popular, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha lanzado un nuevo concurso llamado “México Canta”, una iniciativa cultural que busca promover música con “valores positivos” entre los jóvenes. El anuncio ocurre tras la polémica generada por sus declaraciones sobre la música de Los Alegres del Barranco, agrupación conocida por interpretar corridos con temática del narcotráfico.
La polémica que lo detonó todo
Durante una reciente conferencia de prensa, Sheinbaum fue cuestionada sobre la presentación de Los Alegres del Barranco en un evento público en Sinaloa. La mandataria respondió que “no es correcto promover canciones que glorifican la violencia”, lo que desató una ola de críticas en redes sociales, especialmente por parte de quienes defienden los corridos como una expresión cultural y una forma de denuncia social.
Algunos sectores acusaron a la presidenta de caer en una postura moralista y de censura, mientras que otros apoyaron su mensaje, preocupados por la normalización de la violencia en la música popular.
¿Qué es “México Canta”?
El nuevo concurso anunciado por el gobierno federal busca, según Sheinbaum, “darle espacio a nuevas voces que hablen del amor, la paz, la justicia, la solidaridad y el orgullo de ser mexicanos”. Está dirigido principalmente a jóvenes de entre 15 y 29 años que deseen componer e interpretar canciones originales en géneros como pop, regional mexicano, rap, balada o música tradicional.
Las inscripciones ya están abiertas y se recibirán propuestas hasta el 31 de mayo. Un jurado conformado por artistas, académicos y promotores culturales seleccionará a los finalistas, quienes se presentarán en un evento transmitido a nivel nacional. Los ganadores recibirán becas, producción musical y difusión de sus obras.
Reacciones divididas
La iniciativa ha generado opiniones encontradas. Mientras algunos celebran la promoción de una cultura de paz, otros advierten que puede caer en un intento de “conducir el gusto” de las audiencias o incluso limitar la libertad de expresión artística.
La discusión sobre los corridos y su contenido no es nueva, pero adquiere una dimensión especial cuando se enmarca en un contexto político. Para muchos, el debate pone sobre la mesa una pregunta de fondo: ¿Debe el Estado influir en lo que escuchamos? ¿Dónde termina la promoción cultural y dónde empieza la censura?
Mientras tanto, la presidenta Sheinbaum insiste en que no se trata de prohibir, sino de ofrecer alternativas. “México tiene una riqueza musical inmensa. Queremos celebrarla y hacerla parte de la construcción de un país con esperanza”, concluyó durante el anuncio oficial.