El líder del grupo chií libanés Hizbulá, Naim Qasem, afirmó este viernes que su organización alcanzó lo que definió como una “victoria divina” frente a Israel. En su primera aparición pública tras la entrada en vigor del alto el fuego el miércoles, Qasem aseguró que, a pesar del conflicto prolongado, Hizbulá nunca deseó esta confrontación.
“Estamos hoy en un ambiente de victoria divina de este grupo honorable, que fue rodeada por todos los amantes de Dios”, expresó Qasem en un discurso televisado. Al mismo tiempo, subrayó que Hizbulá “no quería la guerra” con Israel, un enfrentamiento que dejó cerca de 4.000 muertos en territorio libanés.
Un conflicto con graves consecuencias humanas y estratégicas
Según lo informado por Qasem, la invasión terrestre que Israel lanzó el 1 de octubre tenía como principal propósito “la aniquilación de Hizbulá”. No obstante, describió la operación como un “fracaso”, pese a las importantes pérdidas que sufrió su organización. Entre ellas, se encuentra el asesinato de su anterior líder, Hasán Nasrala, en un bombardeo aéreo israelí en Beirut el 27 de septiembre, así como la muerte de numerosos comandantes y figuras clave dentro de la organización.
En este sentido, el líder de Hizbulá destacó que, a pesar de estos golpes, su movimiento logró reponerse y continuar con la resistencia armada. Como parte de esta respuesta, sostuvo que mantuvieron ataques con cohetes, misiles y drones contra objetivos en el norte y el centro de Israel, debilitando las capacidades militares del adversario.
“Recuperamos nuestras fuerzas y seguimos resistiendo”, dijo. Además, comparó esta reciente confrontación con la guerra de 2006, afirmando que la actual victoria supera aquella. Desde su perspectiva, el alto el fuego fue una consecuencia directa de la incapacidad de Israel para alcanzar sus objetivos estratégicos, como la reducción del poder militar de Hizbulá y el retorno seguro de los desplazados israelíes.
La cooperación con el Ejército libanés: un paso clave hacia la implementación del pacto
Al abordar la tregua, Qasem resaltó la importancia de la colaboración entre Hizbulá y el Ejército del Líbano para garantizar el cumplimiento de los compromisos establecidos. “La cooperación será de alto nivel para implementar los términos del acuerdo”, señaló.
Conforme a los puntos pactados, Israel debe retirar sus tropas del sur del Líbano, ocupadas desde octubre, en tanto que el Ejército libanés asumirá la responsabilidad de garantizar la seguridad en la región fronteriza. A su vez, Qasem elogió al Ejército libanés como una institución patriótica y aseguró que su despliegue será fundamental para proteger la soberanía del país.
Un pacto con raíces en acuerdos previos
El líder de Hizbulá también recordó que este pacto tiene sus bases en la resolución 1701 del Consejo de Seguridad de la ONU, adoptada en 2006 para finalizar otro conflicto entre Israel y su movimiento. En consecuencia, se estipula que las fuerzas de Hizbulá se retiren al norte del río Litani, mientras que el Ejército libanés, respaldado por un contingente de 10.000 soldados, tome el control de la zona sureña.
Asimismo, destacó que el pacto está bajo la supervisión de la soberanía libanesa. Sin embargo, lanzó una advertencia: Hizbulá está preparado para cualquier eventualidad si Israel incumple lo establecido. “Estamos listos para la guerra en caso de que el enemigo israelí nos obligue”, declaró con firmeza.
Impacto del conflicto y desafíos hacia el futuro
Cabe mencionar que el enfrentamiento entre Israel e Hizbulá dejó un saldo devastador: cerca de 4.000 personas fallecidas, aproximadamente 1,5 millones de libaneses desplazados y daños masivos en las infraestructuras, así como en la vida cotidiana de los habitantes del Líbano.
Si bien el acuerdo de alto el fuego representa un alivio temporal, las tensiones fronterizas y los recientes incidentes reportados siguen siendo motivo de preocupación. En este escenario, la coordinación entre Hizbulá y el Ejército del Líbano jugará un papel crucial para evitar que el conflicto resurja y arrastre nuevamente a la región a la violencia.
Qasem concluyó su intervención enfatizando que Hizbulá permanece vigilante y preparado para cualquier provocación, reafirmando su disposición a responder con firmeza si las condiciones lo exigen. A pesar de la tregua, el camino hacia la estabilidad parece estar lleno de desafíos, dejando el futuro del Líbano y de la región en un delicado equilibrio.