Entre junio y agosto de este año, los incendios en la Amazonía brasileña han generado una emisión alarmante de 31,5 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2) equivalente. Lo que representa un aumento del 60% en comparación con el mismo período del año anterior, según un estudio publicado este martes por el Instituto de Investigaciones Ambientales de la Amazonía (Ipam).
De acuerdo con el estudio del Ipam, una ONG integrante del Sistema de Estimativas de Emisiones de Gases de Efecto Invernadero (SEEG) del Observatorio del Clima, el volumen de emisiones en el bioma durante estos tres meses es casi equivalente a las emisiones anuales de Noruega.
“Lo peor es que un bosque degradado por el fuego se vuelve más susceptible a otros incendios, perpetuando el ciclo de degradación y de emisiones”, explicó Ane Alencar, directora de Ciencia del Ipam.
Dicho informe, que analiza 2,4 millones de hectáreas de bosques, campos y pastizales afectados por las llamas, detalla que 700.000 hectáreas de bosques perdidos emitieron 12,7 millones de toneladas de CO2 equivalente. Este volumen es más del doble del registrado en el mismo período de 2023.
“Las emisiones del gas contaminante continuarán dándose así terminen los incendios debido a la descomposición de la vegetación que se afectó, lo que se conoce como emisión tardía”, agregó Alencar.
La ONG también advierte que las emisiones de gases contaminantes continuarán, incluso después de que los incendios cesen. Debido a la descomposición de la vegetación afectada, un fenómeno conocido como emisión tardía.
“Se estima que entre los próximos 5 a 10 años, se podrían emitir entre 2 a 4 toneladas de CO2 equivalente por este motivo”, explicó la directora.
Cabe mencionar que este año, la intensidad de los incendios en la Amazonía se está viendo exacerbada por la severa sequía que afecta al bioma y al país en general. Actualmente, Brasil enfrenta la peor sequía desde 1950, una situación que afecta a más de la mitad del territorio nacional, informó el Centro Nacional de Vigilancia y Alerta de Catástrofes Naturales (Cemaden).
“Los incendios en la Amazonía no solo tienen un impacto inmediato en las emisiones de CO2, sino que también contribuyen a un ciclo de degradación que perpetúa el problema”, concluyó Alencar.