Antes de que Joe Biden deje la presidencia y Donald Trump asuma nuevamente el cargo, la administración de Biden tomó la decisión de sacar a Cuba de la lista de países que patrocinan el terrorismo. Esta medida fue un cambio importante, ya que Cuba había sido incluida en esa lista por Trump en 2018. La razón que dio el gobierno de Biden para esta decisión fue que Cuba no había apoyado a grupos terroristas en los últimos seis meses y se comprometió a no hacerlo en el futuro. Este paso se vio como una señal de acercamiento entre ambos países.
Un efecto inmediato de esta decisión fue la liberación de 553 prisioneros políticos en Cuba. Algunos interpretaron este gesto como una respuesta a la nueva postura de Washington, especialmente porque la Iglesia Católica jugó un papel clave en la mediación de este acuerdo. Sin embargo, mientras muchos celebraron este paso como un avance, también hubo quienes se mostraron escépticos.
El gobierno cubano, al liberar a varios de esos prisioneros políticos, parecía estar respondiendo directamente a la decisión de Biden. La Casa Blanca vio este gesto como un paso hacia una Cuba más libre, aunque no todos compartían este entusiasmo. En Estados Unidos, figuras como el senador Marco Rubio han sido muy críticos con la política de Biden hacia Cuba. Rubio, ha dejado claro que, si el Congreso lo permite, podría revertir esta medida. Su postura refleja las tensiones internas en la política estadounidense sobre cómo tratar el tema cubano.
Con información de CNN