Michoacán, México — El lago de Pátzcuaro, un tesoro natural ubicado en el corazón de México y conocido por sus vibrantes celebraciones del Día de Muertos, se encuentra en un estado de crisis ambiental alarmante. La combinación de sequías prolongadas, deforestación descontrolada y robo desenfrenado de agua ha provocado una disminución drástica en los niveles de agua del lago, amenazando su existencia misma. Los signos de degradación son evidentes, con la isla de Janitzio, antes accesible solo por lanchas, ahora casi al alcance de un paseo a pie debido a los bajos niveles de agua.
Las autoridades han implementado medidas para combatir esta crisis, incluyendo la formación de un comité para proteger y preservar el lago a inicios del año. Además, se han desplegado iniciativas de limpieza y se ha intensificado la lucha contra la extracción ilegal de agua. Con estas medidas, se ha evitado el robo de aproximadamente 600.000 litros de agua al día. Sin embargo, muchos residentes de Pátzcuaro siguen siendo pesimistas, creyendo que estas medidas llegaron demasiado tarde.
La economía local, que depende en gran medida del turismo, se encuentra en un estado de incertidumbre. Los pescadores y comerciantes expresan su preocupación por la seguridad de la navegación y el potencial impacto en el número de visitantes. La caída del nivel del agua ha dejado muelles secos, lo que genera temores de que la navegación pueda ser restringida, lo que tendría consecuencias devastadoras para el turismo y los medios de vida de la comunidad.
Esta historia del lago de Pátzcuaro es un sombrío recordatorio de los peligros de la negligencia ecológica y de los grandes riesgos para las comunidades ligadas intrínsecamente a su entorno natural. La realidad que se vive ahora en Patzcuaro sirve como un llamado a la acción para una gestión ambiental más oportuna y sostenible.
Con información de Milenio