Mientras el expresidente estadounidense Donald Trump se prepara para regresar a la Casa Blanca el 20 de enero, las naciones latinoamericanas han acelerado los esfuerzos para enfrentar el aumento previsto de deportaciones y otras duras políticas migratorias que muchos esperan que imponga su administración. El 17 de enero, el gobierno mexicano organizó una reunión fundamental en la Ciudad de México, que reunió a ministros, viceministros y jefes de delegación de diez países de América Latina y el Caribe para formular una estrategia unificada en respuesta a estas preocupaciones apremiantes.
La conferencia “Movilidad humana en la Ruta Norte del Continente”, celebrada en la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), marcó un paso crucial en el esfuerzo colectivo de América Latina para salvaguardar los derechos de los migrantes y frenar el impacto de los cambios previstos en la política estadounidense. Representantes de Belice, Brasil, Colombia, Cuba, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, México y Venezuela se reunieron para discutir medidas integrales que apuntan a abordar las causas profundas de la migración, garantizar la protección de los derechos de los migrantes e implementar un enfoque más coordinado para la gestión de la migración.
A medida que se acerca el regreso de Trump al poder, la región se prepara para un resurgimiento de su postura dura sobre la inmigración, incluida las deportaciones masivas. Los líderes expresaron preocupación por el continuo desprecio por los derechos humanos que acompañó a muchas de las políticas de Trump durante su primer mandato. Con muchos migrantes huyendo de la violencia, la pobreza y la inestabilidad política en sus países de origen, la perspectiva de deportaciones masivas ha creado un sentido de urgencia dentro de la región.
Claudia Sheinbaum, presidenta de México, se hizo eco de estas preocupaciones y prometió una estrategia nacional para apoyar a la gran cantidad de ciudadanos mexicanos que podrían ser deportados bajo el liderazgo de Trump, asegurándoles acceso a “programas sociales, empleos y “la posibilidad de moverse por todo el país para regresar a sus lugares de origen” dijo Sheinbaum, con el objetivo de ofrecer un camino digno para los repatriados.
Con la creciente ola de inestabilidad económica y política en toda la región, se espera que aumente el número de migrantes que buscan refugio y mejores oportunidades, lo que ejercerá presión sobre los recursos y la infraestructura en los países de acogida. Mientras la región se prepara para la siguiente fase de la política migratoria estadounidense bajo el gobierno de Trump, esta conferencia marca un esfuerzo significativo de las naciones latinoamericanas para proteger a sus ciudadanos y trabajar juntos en un panorama geopolítico cada vez más complejo.
Con información de EFE