El 25 de enero de 2025, cerca de 90 colombianos deportados llegaron a la base militar de Catam, en Bogotá, tras un vuelo proveniente de Estados Unidos, en el marco de las estrictas políticas migratorias implementadas por Donald Trump, quien asumió nuevamente la presidencia el 20 de enero. De acuerdo con los relatos de los deportados, durante su detención y traslado experimentaron condiciones extremadamente duras, acompañadas de denuncias de maltrato y violaciones a sus derechos humanos, que ahora salen a la luz.
Encadenados en cada traslado
Uno de los deportados, Andrés B., ingeniero mecatrónico, describió las condiciones en las que fue llevado de un centro de detención a otro. Según su relato, los detenidos eran sometidos a medidas extremas como ser encadenados en pies, manos y cintura durante cada traslado. “Cada vez que nos desplazaban, nos amarraban con grilletes”, explicó. Aunque reconoció que recibieron comida, un lugar donde dormir y ropa para cambiarse, calificó estas acciones como profundamente humillantes.
En este contexto, Andrés también se refirió a las declaraciones del presidente Trump, quien aseguró que muchos de los deportados estaban vinculados a delitos graves como el narcotráfico. Al respecto, el ingeniero rechazó contundentemente dichas acusaciones: “Es una vil calumnia (…) Todos los que veníamos ahí solo queríamos buscar una mejor oportunidad. Llamarnos narcotraficantes o criminales es una generalización injusta”.
Impacto en las familias y denuncias de abuso
Por otro lado, José Montaña, un docente de 28 años que buscaba mejorar sus ingresos y reunirse con familiares en Estados Unidos, narró las condiciones que vivió durante su detención. En su testimonio, él expresa que las familias fueron tratadas con particular dureza. “Nos criminalizan sin razón. Es más fácil culpar al migrante que no tiene derechos que asumir otros problemas como el consumo de drogas o la corrupción”, afirmó.
"Nos votaron la ropa, nos gritaban, a algunos les pegaron, nos mandaron a guardar el celular": indicó otro colombiano que llegó en las últimas horas a Colombia desde #EstadosUnidos. También señaló que el trato cambió al darse cuenta que el avión que los iba a traer era colombiano pic.twitter.com/D1Gy7dTs32
— Richi Malagón ⚯ ͛ (@RichiMalagonS) January 28, 2025
En este mismo sentido, José relató que las mujeres eran encadenadas frente a sus hijos, lo que generaba un profundo impacto emocional en las familias. “Nos hicieron firmar documentos obligados, tiraron nuestra ropa, nos gritaban y, a algunos, incluso les pegaron. Nos trataron como si fuéramos drogadictos o traficantes”, denunció.
Asimismo, señaló que compartió espacio con familias numerosas que incluían menores de edad, quienes también enfrentaron estas condiciones. Como resultado, el docente expresó que ninguno de los detenidos presentaba antecedentes judiciales, pero todos fueron tratados como si fueran delincuentes peligrosos.
Condiciones inhumanas y cambio en el trato
Otro de los deportados afirmó que, además de la humillación, se les prohibió el uso de celulares y se les arrojaron sus pertenencias personales. No obstante, el trato mejoró considerablemente al abordar el avión dispuesto por el Gobierno colombiano, donde se sintieron respetados y tratados con dignidad.
De igual forma, los deportados expresaron su gratitud hacia la gestión del presidente Gustavo Petro, quien dispuso los medios necesarios para que el retorno a Colombia se realizara en condiciones más humanas.
Reflexión sobre un sistema deshumanizante
Finalmente, José compartió una dura reflexión sobre su experiencia. En sus palabras, “Estados Unidos minimiza los derechos de los migrantes. Nos criminalizan basándose en prejuicios, mientras los errores de unos pocos afectan a miles”. A su vez, subrayó que Colombia no es el único país con problemas estructurales, ya que en su experiencia, el sistema estadounidense también muestra fallas profundas al desatender los derechos de los migrantes.