ONU Mujeres alerta sobre desigualdad en acceso a protección social para mujeres y niñas

Dos mil millones de mujeres y niñas en todo el mundo carecen de acceso a cualquier forma de protección social, una brecha de género que se amplía en la mayoría de las regiones, según un informe de ONU Mujeres publicado hoy, víspera del Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza.

El informe titulado “Aprovechar la protección social para la igualdad de género, la resiliencia y la transformación” indica que, aunque desde 2015 aumentaron los niveles de protección social —que incluyen políticas como transferencias de efectivo, protección contra el desempleo, pensiones y atención médica—, estos avances han favorecido más a los hombres que a las mujeres.

De acuerdo con el documento, más del 63 % de las mujeres en todo el mundo todavía dan a luz sin tener acceso a las prestaciones de maternidad, a pesar de los esfuerzos realizados. Además, destaca que casi el 10 % de mujeres y niñas vive en hogares en extrema pobreza, en comparación con poco más del 9 % de hombres y niños.

Al respecto, el informe señala que uno de los factores que contribuyen a esta situación es el impacto de los conflictos y el cambio climático. Las mujeres y niñas que viven en contextos frágiles tienen hasta 7,7 veces más probabilidades de estar por debajo del umbral de pobreza de 2,15 dólares diarios. En 2022, se reportó que 614 millones de mujeres y niñas se encontraban en países afectados por conflictos, un incremento notable del 50 % en comparación con 2017.

La situación no es menos preocupante en naciones desarrolladas. En Estados Unidos, persiste el estigma hacia las mujeres que dependen de la asistencia social, particularmente aquellas de minorías como las mujeres negras y migrantes, quienes suelen ser calificadas como “reinas de la asistencia social”. Estas percepciones refuerzan barreras sociales que afectan su acceso a una protección adecuada.

En América Latina, las mujeres en países como Perú y Bolivia enfrentan dificultades debido a la lejanía de los centros de salud y los prolongados tiempos de espera, lo que en muchos casos las disuade de buscar atención médica durante el embarazo. Por otro lado, en Ecuador, el maltrato que sufren las mujeres indígenas al intentar cobrar transferencias de efectivo en bancos evidencia cómo el acceso a los beneficios sociales sigue siendo un problema en ciertas comunidades.

Como resultado, algunos países implementaron medidas que buscan reducir esta brecha de género en la protección social. En Mongolia, se amplió la licencia de maternidad y paternidad, mientras que México y Túnez incluyeron a los trabajadores domésticos en sus sistemas de seguridad social.

Asimismo, en República Dominicana, se impulsó un programa de transferencias monetarias, y en Colombia, el Sistema Distrital de Cuidados en Bogotá ha sido un paso clave para redistribuir el trabajo no remunerado, mayormente realizado por mujeres.

Finalmente, en Uruguay, el Monotributo permitieron unificar las contribuciones a la seguridad social, facilitando el acceso a beneficios para trabajadoras independientes.