La creciente popularidad de aplicaciones y páginas web que utilizan tecnología de inteligencia artificial para simular desnudos en imágenes de mujeres es una tendencia alarmante. Lo que podría haber comenzado como una simple curiosidad para algunos, ahora se ha convertido en una forma de pornografía no consensuada, conocida como “deepfake”, que se produce y comparte sin el conocimiento o consentimiento de la persona afectada.
Esta nueva tendencia utiliza la inteligencia artificial para crear imágenes de apariencia realista de cuerpos desnudos de mujeres a partir de imágenes reales e incluso de simples mensajes de texto.
Aquí las razones por las que deberíamos rechazar esta nueva tendencia.
Hay una preocupación en relación con la sexualización del cuerpo de las mujeres en particular. La mayoría de los generadores de desnudos con IA se entrenan con imágenes de cuerpos femeninos, lo que refuerza los estereotipos y la idea de que el cuerpo de la mujer es algo que puede ser utilizado y manipulado a voluntad.
Uno de los principales problemas del porno deepfake es la falta de protección legal para las víctimas. Si bien en algunos países existen leyes sobre la pornografía de venganza para proteger contra la distribución no consensuada de imágenes íntimas, estas leyes no se extienden a la pornografía deepfake, ya que técnicamente no se consideran imágenes o videos reales. Como resultado, las mujeres cuyas imágenes se utilizan de esta manera tienen pocos recursos legales, lo que las deja vulnerables a posibles daños emocionales.
Además, el aumento de las funciones de chat de voz y texto en estas aplicaciones y sitios web amplifica los peligros de la pornografía ultrafalsa. Permite a los usuarios no sólo crear imágenes falsas, sino también entablar conversaciones virtuales con estos personajes inventados, borrando las líneas entre la realidad y la ficción. Esto puede tener serias implicaciones para la autonomía sexual y los derechos de las mujeres, ya que estos personajes impulsados por IA pueden usarse para cumplir cualquier fantasía o deseo, sin tener en cuenta el consentimiento o los límites de las mujeres reales.
Estas plataformas también abren la puerta al ciberacoso y al porno de venganza, donde las personas pueden dirigirse a mujeres específicas y utilizar sus fotografías para crear contenido explícito. Lo cual puede generar un daño a nivel personal y profesional en las mujeres.
Este tipo de contenido refuerza la idea de que los cuerpos y la sexualidad de las mujeres son mercancías para consumir y manipular, en lugar de algo que debe respetarse y valorarse. Como sociedad, debemos rechazar esta peligrosa tendencia del porno deepfake impulsado por IA, promover una educación sexual integral esto incluye la importancia del consentimiento de la mujer. El auge del porno deepfake impulsado por IA es una tendencia preocupante y peligrosa que amenaza la autonomía y los derechos de las mujeres.