El colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco informó sobre el descubrimiento de un centro clandestino de adiestramiento y exterminio en el municipio de Teuchitlán, a una hora de Guadalajara. Los informes señalan que el sitio, ubicado en el Rancho Izaguirre, operaba bajo el control del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), y en él se encontraron restos humanos, hornos crematorios improvisados y objetos personales de los reclutados.
De acuerdo con el colectivo, las autoridades locales ya habían realizado una inspección en septiembre de 2022, tras la detención de varios sujetos y el rescate de dos personas secuestradas. Sin embargo, en esa ocasión no se logró una investigación exhaustiva que confirmara la relación del rancho con actividades criminales de exterminio.
El hallazgo reciente se produjo luego de que Guerreros Buscadores de Jalisco recibiera una llamada anónima. En su visita al rancho, el colectivo localizó diversas pruebas del uso de la propiedad para fines criminales, incluidas zapatillas abandonadas que sugerían la presencia de numerosas víctimas. Dichas evidencias fueron difundidas en redes sociales, lo que llevó a que el caso adquiriera relevancia en los medios nacionales, e incluso llegó a ser abordado en la conferencia de prensa matutina de la presidenta Claudia Sheinbaum, quien expresó su preocupación y pidió una investigación del caso.
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Según lo informado por Indira Navarro, líder del colectivo, una de las víctimas sobrevivientes compartió su testimonio sobre las condiciones de reclutamiento en el lugar. El joven relató que fue engañado con una oferta de trabajo, como muchos otros, y transportado al rancho donde fue despojado de sus pertenencias y sometido a un régimen de entrenamiento físico extremo. Durante este primer nivel de adiestramiento, los jóvenes eran obligados a realizar ejercicios intensivos como cargar llantas, arrastrarse bajo alambres de púas y participar en simulaciones de combate. Las consecuencias para quienes no lograban completar las pruebas eran fatales.
En cuanto a las condiciones de vida, el sobreviviente explicó que los reclutados dormían en espacios reducidos, sin colchones y en condiciones insalubres. Las quejas o intentos de evasión eran respondidas con violencia, y aquellos que no cumplían con los ejercicios eran ejecutados.
Los jóvenes que sobrevivían a esta etapa eran enviados a un segundo nivel de adiestramiento conocido como “La Escuelita”, en la que se realizaban entrenamientos más complejos y especializados, impartidos por exmilitares. No obstante, la mayoría de los reclutados no lograba llegar a esta fase.
Una vez superado el segundo nivel, los jóvenes eran enviados a zonas de combate en la sierra, en estados como Zacatecas y Michoacán. Allí, los reclutados actuaban bajo las órdenes del CJNG, sin comunicación con el exterior.
Cabe mencionar que, este hallazgo se suma a otros casos documentados en la región, en los cuales jóvenes han sido reclutados mediante engaños con promesas de empleo, para luego ser sometidos a entrenamientos criminales. Por lo que las autoridades locales ya habían tenido conocimiento de casos similares en otras zonas de Jalisco, como Tala, Ameca y Ahuisculco, donde el CJNG ha operado con relativa impunidad.
Por su parte, el fiscal de Jalisco justificó en su momento la falta de profundidad en la investigación realizada en el Rancho Izaguirre, mencionando que la propiedad era “bastante grande”, lo que dificultaba una inspección minuciosa.