En Colombia, la memoria inevitablemente se entrelaza con la lucha por la justicia, y en medio de esta las madres se han convertido en guardianas de la verdad y promotoras de la memoria. Desde las madres de los “falsos positivos” hasta las madres buscadoras de la Operación Orión en Medellín, sus voces resuenan con una fuerza inquebrantable, desafiando el olvido, la impunidad y los discursos reduccionistas.

Los delitos de estado
En Colombia como resultado del conflicto armado las fuerzas militares bajo el mandato del expresidente Alvaro Uribe realizaron hechos atroces, como asesinatos y desapariciones forzadas presentadas como bajas en combate por agentes del estado, o cobijadas por las políticas de seguridad, esto con el objetivo de mostrar resultados y conseguir reconocimientos en el marco del conflicto armado que lleva décadas azotando al país.

La operación Orión en 2002, se registra como la intervención urbana armada de mayor envergadura en el conflicto armado, que dejo muchas sospechas en su momento sobre desapariciones forzadas y asesinatos por cuerpos de las fuerzas públicas con apoyo de paramilitares, dejando una huella imborrable de la guerra en los barrios. Más adelante en 2008, en el mismo marco de la lucha contra el conflicto armado, se reveló el trágico destino de 19 jóvenes de Soacha (Xuacha) y Ciudad Bolívar en Bogotá, quienes fueron víctimas de ejecuciones extrajudiciales en estado de indefensión. Sus cuerpos fueron encontrados en una fosa común en Ocaña, Norte de Santander, donde habían sido presentados falsamente como guerrilleros abatidos por el Ejército, desde entonces estos hechos han conmocionado al país, generando posiciones divididas sobre todo en las figuras con presencia política, que han buscado desde entonces desestimar o reducir la gravedad los hechos.

El arte: Herramienta de protección de la memoria
Desde los hechos que afectaron a un sin numero de familias, las intervenciones artísticas que honran la memoria de sus hijos y exigen justicia, se han convertido en mecanismos para transitar el dolor y representan un símbolo de la memoria y resistencia de las madres buscadoras en Colombia. A través de murales, performances y otras manifestaciones culturales, estas mujeres han convertido el arte en un arma poderosa contra el olvido. Sus búsquedas incansables y sus testimonios han inspirado obras que denuncian la impunidad y exigen verdad y reparación; a pesar de esas inagotables acciones siempre han estado quienes buscan estrategias para borrar su memoria y evadir el derecho a la reparación.

Cuando la negación se vuelve destrucción
Una de las estrategias más comunes dentro de la narrativa negacionista en relación con el conflicto armado colombiano es la puesta en duda de la cifra preliminar de 6.402 víctimas de ‘falsos positivos’, establecida por la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP). Esta cifra, es resultado de investigaciones exhaustivas, que representan el número mínimo de civiles asesinados y presentados ilegítimamente como bajas en combate por agentes del Estado, principalmente miembros del Ejército Nacional. Tras las estigmatizaciones por parte de algunos políticos sobre la cifra, la JEP reveló los nombres de 1.934 personas que fueron asesinadas por las fuerzas militares, sin embargo también han afirmado en diferentes ocaciones, que no pueden revelar más sin tener certeza de que las familias y personas involucradas no se van a ver en peligro con la exposición de estos datos.
La tácticas de negación no se limitan a las palabras, se manifiesta también en acciones que buscan borrar la memoria y silenciar a las víctimas. Las estrategias negacionistas han llegado a extremos tales que incluso funcionarios públicos han atentado contra las obras e instalaciones que las madres han erigido como símbolos de resistencia. Este ultraje, lejos de amedrentarlas, ha fortalecido su determinación.
La lucha por la memoria continúa: Sus voces no se apagan
Las mujeres continúan alzando su voz contra aquellos que intentan pisotear su memoria, convirtiendo cada acto de negación en un nuevo motivo para la lucha. En exclusiva para LCN, revelamos un nuevo caso en curso: la recuperación de las botas que el representante a la cámara Polo Polo arrojó a la basura, un acto que las madres consideran una ofensa a la memoria de sus hijos. Los invitamos a ver nuestro informe especial, donde profundizamos en esta nueva batalla por la justicia y el respeto al derecho por la memoria.
En un país donde la memoria es un campo de batalla, el movimiento “las cuchas tenían razón” es otro ejemplo de cómo la organización de las mujeres colombianas han impactado la sociedad para defender la memoria y exigir justicia; con sus voces, unidas en un clamor por la verdad y la justicia, estas mujeres se han convertido en símbolos de resistencia. Sus voces, a menudo silenciadas, se han alzado con fuerza para denunciar las acciones que buscan borrar o pisotear la memoria de las víctimas, sin embargo ellas seguirán recordando que la memoria es un derecho y una herramienta de transformación social.
Desde LCN consideramos crucial reconocer los pronunciamientos de estas mujeres, pues no son solo expresiones de dolor, sino también actos políticos que desafían el poder y exigen rendición de cuentas, mientras dejan una invitación latente a reflexionar sobre la importancia de la memoria como un pilar fundamental para la construcción de una sociedad más justa y reconciliada.