La tensión y expectativa crecen en el Vaticano tras el humo negro

El proceso para elegir al nuevo papa, sucesor del Papa Francisco, comenzó este miércoles 7 de mayo en el Vaticano. Los 133 cardenales electores se reunieron en la histórica Capilla Sixtina para llevar a cabo la primera votación del cónclave. No obstante, según se informó desde el lugar, el esperado humo blanco que marcaría la elección del nuevo líder de la Iglesia Católica no se hizo presente. En su lugar, a las 21:00 horas en Roma (19:00 GMT), una columna de humo negro se elevó desde la chimenea de la capilla, indicando que aún no se alcanzó un consenso.

De acuerdo con las tradiciones del Vaticano, el cónclave se desarrolla en un ambiente de total aislamiento, donde los cardenales, bajo juramento de confidencialidad, se encierran para invocar la guía del Espíritu Santo.

En cuanto a los cardenales participantes, esta elección incluye a 133 purpurados menores de 80 años, de los cuales aproximadamente el 80% fueron nombrados directamente por el Papa Francisco, lo que podría influir significativamente en la dirección futura de la Iglesia. Sin embargo, a pesar de esta composición favorable para el legado del pontífice saliente, no ha surgido un favorito claro hasta el momento, lo que podría extender las deliberaciones durante varios días.

“Sin un candidato claro que destaque, el cónclave se perfila como uno de los más inciertos de los últimos tiempos”, señalaron algunos observadores cercanos al proceso, mencionando nombres como el del italiano Pietro Parolin, aunque sin consenso aparente.

En relación con el proceso de votación, este sigue un ritual estricto y cargado de simbolismo. Antes de ingresar a la Capilla Sixtina, los cardenales participan en una misa y cantan el “Veni Creator” en la Capilla Paolina, invocando al Espíritu Santo para que los guíe en su decisión. Posteriormente, se retiran a puertas cerradas para llevar a cabo las votaciones, que se realizan cuatro veces al día: dos en la mañana y dos en la tarde, hasta que uno de ellos alcance al menos dos tercios de los votos, es decir, 89 de los 133 presentes.

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Por otro lado, el sistema de señalización del resultado de cada ronda es igualmente simbólico. Si las votaciones no logran el consenso necesario, las papeletas se queman con una mezcla química que produce el característico humo negro, informando al mundo exterior que no se ha elegido un nuevo pontífice. En contraste, cuando un candidato alcanza el umbral requerido, las papeletas son quemadas con una combinación que genera humo blanco, una señal clara para los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro y para millones de personas en todo el mundo que siguen atentos al desarrollo del evento.

“El mundo sigue expectante, con la mirada puesta en la chimenea de la Capilla Sixtina, aguardando el momento en que el humo blanco anuncie al nuevo papa, el número 267 en la historia de la Iglesia Católica”, mencionó un portavoz.

Actualmente, tras esta primera fumata negra, se espera que los cardenales retomen las votaciones mañana, en busca del consenso que permitirá el nacimiento de un nuevo líder espiritual para más de 1.3 mil millones de católicos en todo el mundo.