Un nuevo brote de E. coli ha sacudido los Estados Unidos, afectando a más de 39 personas en al menos 18 estados, y resultando en la trágica muerte de una persona. Este brote está vinculado a zanahorias orgánicas contaminadas, distribuidas principalmente por Grimmway Farms, uno de los principales productores de zanahorias del país. Las autoridades sanitarias han emitido alertas y llevado a cabo retiradas masivas de productos y han pedido a los consumidores que desechen las zanahorias inmediatamente mientras los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) y la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) investigan la fuente de la infección.
Las zanahorias afectadas, tanto enteras como baby, fueron distribuidas entre agosto y octubre de 2024 bajo diversas marcas, incluyendo 365, Trader Joe’s, Wegmans y Cal-Organic. Los CDC han confirmado casos de enfermedad en varios estados, incluidos Nueva York, Minnesota y Washington, lo que ha elevado las preocupaciones sobre la seguridad alimentaria en todo el país. En respuesta, Grimmway Farms ha retirado voluntariamente los productos contaminados del mercado, comprometiéndose a colaborar plenamente con las autoridades mientras se revisan todos los procedimientos relacionados con la producción de las zanahorias.
E. coli, una bacteria que produce toxinas Shiga, es responsable de una enfermedad gastrointestinal que puede resultar grave, con síntomas como dolor abdominal severo, diarrea (frecuentemente con sangre), fiebre, náuseas y vómitos. Aunque la mayoría de los afectados se recuperan en una semana, la infección puede ser particularmente peligrosa para los niños pequeños, los ancianos y las personas con sistemas inmunitarios debilitados, ya que puede causar insuficiencia renal y otras complicaciones graves.
El brote de E. coli relacionado con las zanahorias sigue a otro caso reciente de contaminación alimentaria, las hamburguesas Quarter Pounder de McDonald’s, que resultaron ser portadoras de cebollas contaminadas con la misma cepa bacteriana. Ese brote, que afectó a 104 personas y cobró una vida, ha intensificado las preocupaciones sobre la prevalencia de E. coli en alimentos de consumo común. La coincidencia de estos dos brotes ha dejado al público y a los expertos en salud alarmados por la frecuencia con que se están registrando estos incidentes de contaminación, especialmente en productos frescos y en el ámbito de la comida rápida.