Este jueves, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, informó sobre su decisión de imponer “aranceles recíprocos” a los países que gravan productos estadounidenses. La medida, supuestamente diseñada para equilibrar las políticas arancelarias entre EE.UU. y otros países, busca hacer que las tarifas que estos aplican a las exportaciones de Estados Unidos sean igualadas en proporción, con la Unión Europea (UE) como uno de los principales afectados.

Según la explicación de Trump, la medida tiene como objetivo lograr un trato más justo en las relaciones comerciales, buscando equilibrar las tarifas arancelarias entre EE.UU. y los países que imponen altos aranceles a los productos estadounidenses.


“Lo que un país cobra a EE.UU., nosotros les cobraremos lo mismo, ni más ni menos”, explicó el mandatario.

A su vez, el presidente subrayó que, durante años, muchos países han “sacado provecho” de EE.UU., lo que ha tenido un alto costo para la economía estadounidense.
“Todo el mundo se ha aprovechado de EE.UU. y hemos pagado un precio alto por ello. Estados Unidos ha ayudado a muchos países a lo largo de los años con un gran costo financiero. Ahora es el momento de que esos países recuerden lo que hemos hecho por ellos y nos traten de manera justa”, explicó.

Con estas palabras, Trump dejó claro que su intención es ajustar las relaciones comerciales para que sean más equitativas, no sólo en términos de los aranceles, sino también en cuanto a las prácticas comerciales.

Posteriormente, adelantó que firmará un memorando en breve para formalizar la orden ejecutiva. Los nuevos aranceles no se aplicarán de inmediato, sino en un plazo de semanas o meses, afectando primero a aquellos países que presentan mayor déficit comercial con Estados Unidos.

De acuerdo con lo informado, el documento firmado se enfoca en dos aspectos clave: los aranceles que otros países imponen a las exportaciones estadounidenses y las “barreras no arancelarias”, como regulaciones y tasas por el cambio de divisas. Así, en lugar de aplicar una tarifa uniforme, cada nación enfrentará tarifas personalizadas, adaptadas a las medidas que adopte contra EE.UU.

Críticas a la Unión Europea

Además, Trump dedicó especial atención a la UE, acusándola de mantener prácticas comerciales “absolutamente brutales”. Criticó el uso del Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA) como una forma de arancel encubierto, dado que este impuesto varía entre el 17 % en Luxemburgo y el 27 % en Hungría.


“Hay una razón por la que Alemania vende más coches que los que nosotros les vendemos, y no es por la calidad de la manufactura ni el diseño estadounidense. Es simplemente por prácticas comerciales desleales, y eso es letal. Es un arancel oculto”, afirmó el presidente.

Cabe mencionar que, el sector automotriz es uno de los más afectados por esta nueva política. Actualmente, EE.UU. aplica un arancel del 2,5 % a los vehículos importados, cifra que podría aumentar hasta el 27 % con la nueva medida. En contraste, la UE ya grava los automóviles importados con un arancel del 10 % junto con el IVA. De este modo, las tarifas estadounidenses se ajustarán en la misma proporción, lo que impactará tanto a los exportadores europeos como a los consumidores.

Advertencia para los BRICS

Finalmente, Trump lanzó una advertencia directa a los países miembros del bloque BRICS —Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica—, señalando que si “juegan con el dólar”, podrían enfrentar sanciones aún más severas.
“Los BRICS fueron creados con un mal propósito. Si juegan con el dólar, el mismo día les aplicaremos un arancel del 100 %”, aseguró el mandatario.