En las últimas décadas, el litoral del Golfo de México ha experimentado una transformación alarmante. Playas enteras han desaparecido, otras se reducen año con año, y en algunos casos, el mar ha devorado zonas habitadas. Esta situación no es exclusiva del Golfo de México, no es producto de un fenómeno aislado, sino de la combinación de dos fuerzas destructivas, como el cambio climático global y una expansión urbana desordenada.
Un reportaje reciente de Mongabay Latam documenta cómo en estados como Veracruz, Campeche y Tabasco, el aumento del nivel del mar, las tormentas intensificadas y la deforestación costera están erosionando el terreno, sin embargo han vislumbrado un segundo factor clave, la construcción masiva e irregular, que muchas veces es realizada en áreas protegidas o ambientalmente vulnerables.

Un enemigo silencioso: el desarrollo mal planeado
Expertos ambientales citados en la investigación denuncian que gran parte de la infraestructura turística y habitacional ha sido edificada sin respetar las normativas ambientales. La eliminación de dunas, manglares y vegetación costera —ecosistemas naturales que protegen de la erosión— ha debilitado las barreras naturales frente al mar.
“En vez de adaptarse al entorno, lo están destruyendo”, afirma Miguel Ángel Ortega, biólogo costero entrevistado por el medio. En ciudades como Alvarado (Veracruz) y Ciudad del Carmen (Campeche), las construcciones se han levantado a escasos metros del mar, lo que acelera la pérdida de suelo y pone en riesgo vidas humanas.
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La emergencia climática ya está aquí
El aumento del nivel del mar no es una amenaza futura, ya está ocurriendo. Según datos del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático de México (INECC), el nivel del mar ha subido entre 10 y 20 centímetros en el Golfo durante los últimos 50 años. Esto, combinado con huracanes más destructivos, causa daños irreparables en la línea costera. Además, la salinización de suelos y acuíferos está afectando a comunidades pesqueras y agrícolas que dependen del agua dulce. La crisis es doble: ecológica y social.
Antes en esta playa cabían hasta tres líneas de carros, se hacían juegos de béisbol, carnavales, palapas, pero eso se terminó. -Pedro Sánchez, pescador de Las Barrancas a Mongabay.
¿Qué se puede hacer frente a esta situación?, los especialistas proponen una estrategia de ordenamiento territorial basada en evidencia científica. Esto incluye la restauración de manglares, la protección de dunas y la relocalización de viviendas fuera de las zonas de riesgo. Sin embargo, advierten que mientras la política y el desarrollo inmobiliario prioricen el lucro inmediato, el problema seguirá agravándose.
La desaparición de playas en el Golfo de México no es solo una pérdida ambiental: es una advertencia de que los efectos del cambio climático, si no se enfrentan con responsabilidad, tendrán consecuencias irreversibles para las comunidades costeras.
