El domingo, el caos y el miedo sacudieron las calles de Ankara al producirse un atentado suicida en la puerta del Ministerio del Interior. Uno de los atacantes murió en la explosión, mientras que el otro fue abatido por la policía e hirió a dos agentes de seguridad. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, estaba presente en el Parlamento en el momento del atentado. Ahora, el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) ha reivindicado la autoría del atentado, dejando al gobierno turco y a sus ciudadanos conmocionados por el impacto.
El PKK hizo pública una declaración a la agencia de noticias ANF en la que reivindicaba la autoría de un reciente ataque contra una base militar turca. El grupo declaró que el ataque había sido un éxito y acusó al gobierno de restar importancia a las víctimas. También afirmaron que el ataque había sido perpetrado por su “Brigada Inmortal”.
La mortífera explosión se produjo al comienzo de la nueva sesión legislativa, lo que demuestra la determinación del PKK de desafiar la autoridad del gobierno turco. El Ministerio del Interior está situado justo enfrente del complejo del Parlamento, donde los legisladores se reunían para la nueva sesión.
En respuesta al atentado, las autoridades turcas han cerrado calles y han emprendido una búsqueda exhaustiva en busca de cualquier rastro de explosivos. Según los informes, los autores del atentado habían matado previamente a un veterinario y robado su vehículo en un pueblo del centro de Anatolia. A pesar de este atroz acto, la sesión inaugural de la nueva legislatura continuó como estaba previsto, con mayores medidas de seguridad.
Mientras prosigue la investigación sobre el atentado de Ankara, el país se prepara para cualquier nuevo acto de violencia o represalia. El PKK ha enviado un mensaje claro al gobierno turco, y es probable que las ramificaciones de este atentado tengan consecuencias de largo alcance para el país.
Con información de Euronews