Krispy Kreme se ha visto obligada a pedir disculpas después de que su reciente campaña publicitaria suscitara críticas públicas por su ofensivo lenguaje racial. La cadena de donuts, asociada con la agencia creativa Abel y Limehouse Production, lanzó una campaña publicitaria en vídeo diseñada para promocionar sus donuts en celebraciones importantes como graduaciones y cumpleaños que contenía un insulto racial. Aunque el vídeo original con el insulto racial ha sido retirado de YouTube, los tres anuncios restantes siguen disponibles y la campaña continúa en muchas plataformas digitales.

La polémica surgió cuando los espectadores observaron que en uno de los vídeos se había sustituido la “o” de “congrats” por un donut, lo que dio lugar a la breve aparición de la palabra “coongrats” antes de deletrearla “cooongrats”, que es un argot despectivo y ofensivo para referirse a una persona de color.

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Olivia Sutherland, directora de marketing de Krispy Kreme, ha declarado a Mumbrella: “Nunca ha sido nuestra intención ofender a ninguna persona o grupo. Lamentamos el descuido y hemos retirado todos los anuncios relacionados con felicitaciones de la campaña.” El Dr. Stephen Hagen, autor residente en Queensland y activista contra el racismo, calificó la blasfemia de Krispy Kreme de “absoluta vergüenza”. Continuó señalando que una mala gestión de este asunto podría tener graves consecuencias económicas y sociales para la popular marca.

El organismo australiano de control de la publicidad, Ad Standards, declaró que iniciaría una investigación si se presentaba alguna queja, y la respuesta pública a la campaña será observada de cerca por las empresas, cada vez más conscientes de la sensibilidad de las conversaciones en torno a la raza. La disculpa de Krispy Kreme ha sido recibida con reacciones encontradas, pero la historia ha suscitado importantes debates sobre el uso del lenguaje en la publicidad.

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