El 30 de agosto, cuando el huracán Idalia, de categoría 3, tocó tierra en el noroeste de Florida, los habitantes de la región se prepararon para sufrir daños catastróficos en forma de fuertes vientos y devastadoras inundaciones. Con vientos de hasta 200 kilómetros por hora y mareas de tempestad que amenazan con alcanzar hasta 4,9 metros de altura en algunas zonas.
El gobernador Ron DeSantis ha advertido de un “gran impacto” y ha instado a la evacuación inmediata de las más de 100.000 personas que ya se han quedado sin electricidad en la región. y se han emitido órdenes de evacuación, total o parcial, para 46 de los 67 condados de Florida.
Funcionarios del Servicio Meteorológico Nacional predicen que el huracán seguirá avanzando hacia el noreste, atravesando Florida, Georgia, Carolina del Sur y Carolina del Norte, todavía con fuerza de huracán a una velocidad de 15 millas por hora. Dejando a un lado las advertencias, el Servicio Meteorológico Nacional está aconsejando a todos los residentes que tomen medidas de precaución adicionales, incluyendo permanecer en interiores durante la tormenta y abstenerse de conducir a través de áreas inundadas o tocar cualquier cable caído.
El gobernador DeSantis ya ha movilizado a 1.100 miembros de la Guardia Nacional con 2.400 vehículos en alta mar y 12 aviones para comenzar las operaciones de búsqueda y rescate y la evaluación de los daños que puedan producirse. En toda la región, las escuelas y los campus universitarios han cerrado sus puertas al menos hasta el jueves en previsión de lo peor.
La destrucción no se detiene en Florida. Al otro lado del Caribe, en Cuba, cerca de medio millón de personas se han quedado sin electricidad debido al devastador impacto de la tormenta.
El año pasado, el huracán Ian dejó 150 muertos y comunidades enteras en ruinas. El noroeste de Florida ya ha sufrido mucho a raíz de los desastres naturales, y ahora, con el huracán Idalia, todo lo que la gente puede hacer es esperar que las pérdidas se reduzcan al mínimo y que todos los afectados por la tormenta permanezcan a salvo.
Con información de El País y AP