SPENCER PLATT / AFP

Este mes se detectó en el aire de la ciudad de Nueva York una concentración excesiva de partículas, “el contaminante del aire más letal” según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de 2016. La concentración de PM2.5 ha excedido la pauta de seguridad prescrita por la OMS en más de 10 veces, generando alarma en el público y significando una amenaza inminente para la salud pública.

Las PM2.5 son partículas respirables microscópicas que provienen de fuentes como la combustión de combustibles fósiles, las tormentas de pulpo y los incendios forestales. La exposición a estas partículas puede provocar asma, enfermedades cardíacas y otros trastornos respiratorios. Un informe de la OMS de 2016 relacionó alrededor de 4,2 millones de muertes prematuras con la contaminación por PM2,5.

“Cuando puedes ver o leer el humus, sabes que estás expuesto”, advirtió William Barrett, director nacional principal de defensa del aire limpio de la Asociación Estadounidense del Pulmón. “Es realmente importante prestar atención a su salud y a cualquier desarrollo de síntomas”. Aconsejó a todos los neoyorquinos que hicieran lo que pudieran para permanecer en sus casas durante tales episodios de alta contaminación.

Aunque los efectos del PM2.5 en la salud están bien documentados, todavía se está recopilando información científica para proporcionar una comprensión definitiva de los efectos de las partículas. Si bien los cambios evitables de comportamiento y políticas son la única forma de abordar el problema de la contaminación del aire, los expertos en salud aconsejan a las personas que tomen las precauciones necesarias para reducir los riesgos de desarrollar problemas de salud relacionados con las partículas. La única forma de protegernos es mantenernos informados sobre el problema y capacitar a nuestros hogares, vecindarios y ciudades para que elijan un aire más saludable.