By Ivy L. Alarcón 
El segundo debate presidencial en México ha dejado un rastro de confrontación y polémica entre los candidatos. Este 28 de abril, se dio el debate entre la oficialista Claudia Sheinbaum, la opositora Xóchitl Gálvez y el candidato de Movimiento Ciudadano, Jorge Máynez. En un encuentro que se esperaba fuera un espacio para el intercambio de propuestas y visiones para el futuro del país, los contendientes optaron por una estrategia marcada por los ataques mutuos y las acusaciones. Sin embargo, a pesar de la intensidad del debate y la retórica beligerante de los candidatos, una encuesta flash realizada por una reconocida firma de sondeos reveló que el 92% de los votantes no cambió su decisión tras presenciar el encuentro electoral. Este dato sugiere que, a pesar del espectáculo político ofrecido por Sheinbaum y Galván, la percepción del electorado sobre los candidatos se mantiene relativamente estable.
El debate, transmitido en vivo desde la Ciudad de México, estuvo marcado por momentos de alta tensión, con Sheinbaum y Galván intercambiando críticas sobre temas clave como seguridad, economía y corrupción. Ambos candidatos no escatimaron en señalar las supuestas deficiencias del otro, en un intento por erosionar la credibilidad de su contrincante ante el electorado. Entre los momentos más destacados del debate se encuentra el enfrentamiento directo entre Sheinbaum y Galván sobre el manejo de la crisis económica y la seguridad en el país. Ambos candidatos esgrimieron cifras y estadísticas para respaldar sus argumentos, tratando de convencer a los votantes de su capacidad para abordar los desafíos que enfrenta México.
Este resultado plantea interrogantes sobre la eficacia de los debates presidenciales como herramienta para influir en la opinión pública y modificar las preferencias de voto. A medida que la contienda electoral avanza y se acerca el día de las elecciones, los candidatos deberán reconsiderar sus estrategias de campaña y buscar formas más efectivas de conectar con un electorado cada vez más exigente y diverso.