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El domingo, un tiroteo estremeció a los miembros de la iglesia Lakewood en Houston, Texas, cuando una mujer armada abrió fuego dentro del templo, hiriendo a varias personas. El incidente ocurrió justo antes de que diera inicio el servicio religioso en español, causando pánico y confusión en la comunidad. La rápida respuesta de las autoridades fue fundamental para contener la situación.

Según informes, la mujer, que aparentaba tener entre 30 y 35 años, ingresó a la iglesia acompañada de un niño. A medida que avanzaba por el edificio, comenzó a gritar que llevaba una bomba, mientras portaba una escopeta. Inmediatamente los agentes de policía presentes en la iglesia actuaron abriendo fuego contra la mujer.

Lamentablemente, el niño que la acompañaba, de tan solo 5 años, resultó gravemente herido y se encuentra en estado crítico en un hospital infantil. Aún se desconocen los motivos de la agresión y la identidad de la agresora sigue sin ser revelada.

Mientras prosigue la investigación, las autoridades instan a la población a permanecer alerta e informar de cualquier actividad sospechosa.

Este acto de violencia sin sentido ha vuelto a poner sobre la mesa el problema de la violencia armada en Estados Unidos. El hecho de que haya ocurrido en un lugar sagrado como una iglesia hace que la comunidad se sienta aún más conmocionada.