El 2 de noviembre, el mundo dirigió su atención a Colombia al conocerse la noticia de que el padre de la estrella nacional del fútbol Luis Díaz, jugador del Liverpool de 26 años, había sido secuestrado por el grupo guerrillero ELN. El secuestro provocó indignación nacional e internacional, con llamamientos a la liberación inmediata de Luis Manuel Díaz.
Días después del secuestro, el ELN emitió un comunicado a través de su Comandante del Frente de Guerra Norte, explicando que la liberación prevista de Díaz no podía llevarse a cabo debido a la fuerte presencia militar en la zona. Advirtieron que si las operaciones no cesaban, la liberación se retrasaría aún más y los riesgos para la seguridad de Díaz podrían aumentar.
La situación plantea un enigma para el gobierno colombiano, ya que se ha enfrentado a críticas por su falta de acción para garantizar la liberación de Díaz. Por un lado, deben garantizar la seguridad de la población civil y evitar incidentes violentos, pero por otro, también deben tener en cuenta la seguridad de la víctima y su familia.
El ELN lleva más de cinco décadas en conflicto con el gobierno colombiano y tiene un historial de uso del secuestro como medio de negociación. Es el último grupo rebelde que queda en el país tras el histórico acuerdo de paz firmado con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en 2016.
La familia Díaz Marulanda mantiene la esperanza de que su ser querido sea liberado sano y salvo, pero cuanto más tiempo pase, más incierto será el resultado. La situación recuerda la persistencia del conflicto y el sufrimiento al que se enfrentan muchas personas en Colombia, a pesar de los recientes avances hacia la paz.
Con información de El País