Estados Unidos experimentó una nueva y escalofriante realidad en 2023: un año récord de tiroteos masivos. Con más de 400 tiroteos masivos desde principios de año, el aleccionador balance de la violencia ha tenido consecuencias devastadoras para las poblaciones vulnerables, especialmente los jóvenes.
El número de tiroteos masivos sigue aumentando, alcanzando casi un 40% más que el total en 2022. Hasta julio de este año, 404 tiroteos masivos han provocado al menos 453 muertes y casi 400 lesiones de niños menores de doce años, según el Gun Violence Archive. En comparación, en 2022 se registraron 365 tiroteos masivos hasta julio, y 647 en 2021, el total anual más alto hasta la fecha.
El fin de semana del 22 de julio fue testigo de la espeluznante suma de otros nueve tiroteos masivos, con el resultado de cuatro víctimas mortales y 35 heridos. Estos trágicos sucesos no son aislados ni repentinos; forman parte de una tendencia más amplia que ha visto cómo las muertes por arma de fuego aumentaban de forma constante en los últimos años. De hecho, el número total de tiroteos masivos se ha más que duplicado desde 2016, cuando solo se documentaron 383 sucesos de este tipo.
Las soluciones deben ser multifacéticas e integrales, enfatizando la importancia de hacer cumplir efectivamente las leyes de armas existentes, invertir en programas educativos y de apoyo a la salud mental, y aprobar una legislación significativa de control de armas que reduzca efectivamente el número de armas de fuego disponibles en los Estados Unidos.
Sobre todo, debemos centrarnos en la prevención, no en la reacción. No podemos limitarnos a reaccionar ante estos tiroteos; debemos tomar medidas significativas para evitar que se produzcan. Nos incumbe hacer todo lo necesario para crear un futuro más seguro para las generaciones venideras.
Con información de CNN
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