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La decisión de un juez colombiano de liberar al exjefe paramilitar Salvatore Mancuso ha sido recibida con controversia tanto a nivel nacional como internacional. Mancuso, quien fuera líder de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) ,fue deportado de Estados Unidos después de cumplir una condena por tráfico de drogas y será puesto en libertad bajo un período de prueba de cuatro años en su país de origen. Esta liberación es un recordatorio preocupante de la impunidad de los perpetradores de violencia en Colombia.

La decisión fue tomada por una jurisdicción especial de Justicia y Paz, creada como parte de una ley que tenía como objetivo desmovilizar a miembros de grupos armados ilegales en Colombia. Sin embargo, la liberación de Mancuso está condicionada a que no sea requerido por otras autoridades y continuará en prisión hasta que se decida su suerte.

El presidente Gustavo Petro nombró a Mancuso como “gestor de paz” para mediar con el grupo y encontrar una solución pacífica a los problemas que enfrenta el país en la región. Función que le exigiría comprometerse a no repetir los graves delitos por los que ha sido condenado, compareciendo ante el tribunal cada tres meses. y no visitar los departamentos del país donde se cometieron estos crímenes. Además, a Mancuso no se le permitirá portar armas y deberá garantizar la indemnización a las víctimas. Si incumple con alguno de estos acuerdos, podrá pagar una sentencia hasta de 40 años.

El regreso de Mancuso a Colombia ha generado preocupación entre muchos que temen que su libertad pueda obstaculizar los esfuerzos del país hacia la justicia y la reconciliación. Esto es comprensible, ya que el exlíder paramilitar ha sido vinculado con miles de delitos, entre ellos homicidio, desplazamiento forzado, tratos inhumanos y degradantes, entre muchos otros. Sin embargo, como parte de su papel como gestor de paz, Mancuso se ha comprometido a esclarecer la verdad y buscar reparación por sus acciones.

La liberación de Mancuso plantea incertidumbres en cuanto a su impacto en la reconciliación y la violencia en Colombia. Aunque podría ser un paso adelante hacia la paz, también existe la preocupación de que pueda ser un retroceso hacia un país más violento.

Con información de CNN y EFE