Un nuevo atentado empaña el esperanzador alto el fuego en Colombia

En la noche del miércoles, un ataque contra una estación de policía y personal del Ejército Nacional en Fortul, Arauca, Colombia, empañó el optimismo del reciente acuerdo de cese al fuego entre la guerrilla del ELN y el gobierno. Los ciudadanos denunciaron un fuerte hostigamiento con ráfagas de fusil que duró casi diez minutos, mientras los residentes buscaban refugio de las balas y los explosivos conocidos como “Tatucos”.

El incidente ocurrió alrededor de las 8:15 pm cuando miembros del grupo guerrillero llegaron con fusiles y explosivos para atacar la estación. Según un comunicado de la Policía Nacional, los agentes activaron el plan de defensa de la unidad y lograron repeler el ataque sin que se registraran víctimas.

La Policía también denunció el atentado, así como las continuas actividades criminales del ELN en algunas zonas del país, y condenó “este tipo de acciones criminales que ponen en riesgo la vida de los ciudadanos y de los policías al servicio de la comunidad”.

El nuevo atentado también ha puesto de manifiesto la frágil situación de seguridad en las zonas remotas de Colombia, donde la pobreza y las disputas por la tierra están exacerbando los arraigados conflictos intratables del país y alimentando la actividad paramilitar de extrema derecha.

Tras el ataque, los ciudadanos de la región han pedido una mayor protección del coronel y una mayor presencia de las fuerzas militares y policiales en la zona. El acuerdo de alto el fuego, emitido apenas unas horas antes del ataque, había sido anunciado por el gobierno en un esfuerzo por llevar la paz a la región, aquejada de problemas desde hace mucho tiempo. El gobierno y la comunidad internacional consideran que el acuerdo recién negociado, que incluye un alto el fuego y el avance gradual de las negociaciones, es un paso fundamental en el camino de Colombia hacia la paz y la estabilidad.

A pesar de la promesa de no violencia del gobierno, el atentado contra la estación de Fortul pone de manifiesto la fragilidad de la situación y la necesidad de que la comunidad internacional siga comprometida en la región. Colombia aún tiene un largo camino por recorrer antes de alcanzar una paz duradera.