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El terrible caso de feminicidio en Grecia, donde una mujer de 28 años fue brutalmente asesinada frente a una comisaría de policía, ha causado una profunda indignación en la sociedad. La víctima, identificada como Kyriakí, había acudido a la estación de policía en busca de ayuda y protección de su ex pareja de 39 años, quien la había estado acosando días antes.

Desafortunadamente, a pesar de haber informado a los agentes de policía sobre la grave situación en la que se encontraba, se negaron a tomar medidas argumentando que el asunto debía ser tratado por el Grupo de Acción Rápida y la respuesta que recibió allí fue: “una patrulla no es un taxi”.

Incluso cuando se encontraba en una situación de peligro extremo, Kyriakí no recibió la protección y seguridad que merecía. A pesar de buscar refugio en la policía, se vio obligada a salir sin escolta y sin ninguna medida de seguridad. Trágicamente, su ex pareja la encontró y la apuñaló hasta provocarle la muerte.

Lo más desgarrador de este caso es que el agresor era conocido por las autoridades ya que contaba con un historial de violencia y delitos. Incluso la propia víctima había presentado una denuncia por violación y violencia en 2020, que fue retirada más tarde.

Este trágico incidente ha desencadenado un debate sobre las fallas del sistema policial en respuesta a la violencia doméstica. ¿Cómo es posible que una mujer que buscaba ayuda fuera rechazada y puesta en peligro por aquellos que se supone deben protegerla?

Es urgente que se tomen medidas para mejorar la capacidad de respuesta de las autoridades ante casos de violencia de género. La sociedad no puede seguir permitiendo que las mujeres sean víctimas indefensas en una búsqueda desesperada de ayuda. Es hora de actuar y poner fin a la violencia de género en todas sus formas.

Con información de El Español