Francisco J. Trejo Corona, Tercera Vía
07 de septiembre de 2020
Hace unos días en Tercera Vía compartíamos la protesta fuera de la Fiscalía de la CDMX por parte de una comitiva feminista encabezada por la mamá de Marichuy, joven asesinada cuyo caso no ha sido resuelto por parte de las autoridades. Al final, sólo la movilización constante logró que Yesenia Zamudio fuera recibida por alguien con el poder de influir en el caso aunque tampoco es garantía de justicia.
El discurso de Yesenia va alrededor de la impotencia ante un México hostil con las mujeres, y especialmente los años recientes en la CDMX con algo que va más allá del fallo de las autoridades encargadas de proteger: la falta de empatía y hasta abuso. Este clip, con Yesenia, es desgarrador:
Ellas quemarán todo, “y la que no quiera que no escape”. Desde el jueves pasado, un nuevo capítulo en la indignación colectiva inició en la CDMX con la toma de las instalaciones de la CNDH debido al hartazgo de las mujeres -chilangas y no chilangas- por la inoperatividad de las instituciones.
Aunque sea de manera tanto simbólica como temporal, hoy las oficinas de la histórica CNDH (que en realidad lleva poco tiempo en su ubicación actual) son ocupadas por colectivas feministas y rebautizadas como un refugio para mujeres.
La histórica hazaña, que mediáticamente ha roto el cerco gracias a la intervención de varios cuadros propiedad de la Comisiónm ha sido inmortalizada en imágenes como las de Andrea Murcia de Cuartooscuro:
Y las de Shashénka Gutiérrez para EFE:
Justo antes de la pandemia, hubo otro momento histórico y hasta doble. Con el calor de una serie de omisiones y fallas por parte de los encargados de seguridad en la capital que se indignaron más del glitter que de los actos criminales de los que ahora son acusados y la Fiscalía que no entiende que no entiende, se llegó al histórico 8M en varias ciudades del país y el paro del 9M. Casi de inmediato, llegaron los tres meses de confinamiento, pero la otra pandemia nunca se detuvo.
Porque es sistémico.
Un aspecto muy simbólico de la ocupación de las oficinas de la CNDH es que mientras los refugios para mujeres están peleando los últimos pesos (y ni hablemos del desmantelamiento de presupuestos para oficinas dedicadas), el gastar en alimentos finos no era algo raro para la dirección de la institución, encabezada por Rosario Piedra Ibarra.
Este tipo de actos, como ya ha sucedido, suelen tener una respuesta complicada por parte del presidente López Obrador en sus conferencias mañaneras, quien ya ha tenido declaraciones desafortunadas en relación al movimiento feminista y el papel de las mujeres en 2020.
Hoy, el mandatario se indignó más por el infame cuadro de Madero que por las situaciones de abuso que llevaron a la toma de la CNDH:
La respuesta de la mamá de Lía, una niña de 7 años que fue abusada, es impresionante:
Rosario Piedra no ha dado la cara, y la CNDH sólo ha manifestado en un comunicado que está abierta a dialogar, siendo que no podemos perder el dato de otro grupo de mujeres ajenas a la comitiva de Yesenia Zamudio que advierten que podrían ser criminalizadas por la institución.
Durante su gestión, Rosario Ibarra es más que nada recordada por su falta de empatía al ser cuestionada sobre asesinatos a periodistas:
“El presente artículo es propiedad de Tercera Vía“
Trejo Corona, F. (2020). El país donde indigna más un cuadro intervenido de Madero que una niña violada. Tercera Vía. Recuperada el 08 de septiembre de 2020, de https://terceravia.mx/2020/09/el-pais-donde-indigna-mas-un-cuadro-intervenido-de-madero-que-una-nina-violada/
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